El tiempo siempre sin avisar. Hay noches en las que echamos la vista atrás para recordar y han pasado veinte años, cuando realmente parece que todo sucedió ayer.
Conciertos, besos, pulseras, botas, notas, cartas, escapadas, hoteles, exámenes, trapos sucios, manteles y fotos.
Han cambiado nuestras ropas y modas. Los libros que leíamos. La música. Unos amigos están y otros se han marchado. Algunas veces, mejor. Incluso ha cambiado nuestra forma de pensar, aunque hace un tiempo nos parecía imposible. Aquello que veíamos tan moderno ha evolucionado hasta otra cosa que parecía imposible. Nada es igual.
Lo que sigue siendo inevitable es el amor. Ya no solo es que aparezca siempre sin avisar, incontrolablemente. Lo hace siempre con fuerza. Da igual el tiempo que pase, las generaciones que pasen, lo moderno que sea todo ahora. Da igual que tengas quince años o sesenta. El amor siempre sobrevivo de una forma u otra al paso del tiempo. Con sus ilusiones y decepciones.
Siempre habrá canciones para momentos. Canciones que son vida. Vidas que son canción.
Y no, nunca podremos rebobinar la vida, pero sí seguir hacia delante. Hasta la próxima canción que nos haga volar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.