Así es.
Hace poco más de un mes, me llamaba la directora para ofrecerme un puesto, y poco me faltó para decirla que sí, el tiempo justo para decir a la anterior escuela infantil que retiraba mi candidatura. Ayer me enteré de que por lo menos en Enero, vuelvo.
Todos los que seguís "Desde mi ventana" sabéis lo importante que es para mí trabajar, no solo por el dinero, sino porque es una forma de salir de casa y no vivir aquello que me atormenta cada día. Y cuando la directora ayer me dijo que me ampliaban, fue como escuchar música celestial. Primero pensé en Javi, en "dale a la siguiente pantalla que vamos a por nuestra casa", pensé en Patri, que estaba allí a mi lado y que sin ella, este escrito no hubiera sido posible. Además de que trabajar con ella es un placer (podría haber sido un caos, puesto que ya sabéis lo que dicen de la confianza... ahí lo dejo), pero ha sido maravilloso y pensar que al menos unos meses más voy a estar con ella dándole un poco el coñazo, es algo a celebrar y así se lo dije. ¡Tenemos una quedada pendiente e invito yo!
Pero este escrito es para dar gracias a mis compañeras que se alegraron del hecho, a las que sin querer (porque al trabajo vamos a currar) ha sido increíble conocerlas y las he cogido un cariño enorme, supongo que es la vida misma, encuentras a gente maravillosa y la cosa fluye. Y en el trabajo es tan importante como en el día a día. No voy a dar nombres porque el blog no deja de ser un sitio público y no tengo su consentimiento. Pero empezando por las chicas de limpieza que me acogieron como a una más y a día de hoy tengo una confianza bonita con ellas, como con mis compañeras o con mi Patwo.
Ir a trabajar tan contenta, tan feliz, haciendo lo que de verdad amas en este mundo, porque recordad: la educación es vocacional, te tiene que gustar para poder ser un buen maestro, te tiene que nacer, y para mí, es un estilo de vida. Es ver algo en las tiendas, y ver en ello un recurso para enseñar matemáticas, lengua, para practicar psicomotricidad... Estar por la noche pensando y que tu cabeza sea un caldero de ideas y decir, se lo voy a comentar a Patri. La vida del profesor... podríamos llamarlo. Y tengo al mejor ejemplo en casa, mi tía. La mejor profesora del mundo que conozco que en treinta años de experiencia aún sueña en la cama con miles de historias y actividades que llevar a cabo dentro de clase.
Es un estilo de vida como he dicho. Así que, gracias Caracol por darme la oportunidad de seguir escribiendo un capítulo más.
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