Me siento contigo enfrente. Y nos reímos mucho. La comida se enfría, algunas horas desaparecen por arte de magia. El hielo se deshace en la copa; yo, en tus labios. Yo, en ti.
Comentamos lo que pasa en el mundo y muchas veces lo vemos igual. No somos normales, pero mejor.
Deseando una vez más compartir cama, o suelo. ¿Qué más da?
Apagar la luz y hablar hasta que los párpados ganen la batalla de gallos.
Despertar de noche y notarnos al lado. Tocarnos, aunque sea de refilón.
Retumba el corazón, pero esta vez es en estéreo. Y no vamos a presionar el stop.
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