Mirar al pasado.
No como un modo de rompernos nuevamente ni en la búsqueda de repetir lamentos.
Mirar al pasado para ir recogiendo pedazos de nosotros, en una labor tranquila, como un arqueólogo de las emociones que juntando restos trata de formar el puzle del entendimiento.
Y poder así comprender poco a poco el error originario, el epicentro que nos trajo este dolor, aquella angustia.
No conozco otra manera de crecer que equivocarse y hacer después, humildemente, una buena labor de arqueología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.