lunes, 17 de mayo de 2021

Así la quería, así la quise, de tal manera

 162 besos, beso arriba, beso abajo

era lo que medía su cuerpo.

La medía para abarcarla de alguna manera,

pero, siendo sincero,

lo que sentía a su lado

era imposible de concretar.


No es que la quisiera mucho,

no es eso, no sé explicarlo.


Yo la quería cien maratones,

la quería nueve océanos,

la quería doce toneladas de veces.


La quería como a las cosas que has perdido,

así, tanto, del todo.

La quería del todo.


La quería en bucle

como las canciones que nunca cansan,

esas que te salvan la vida

cuando no hay otro tablón al que agarrarse.


La quería ocho cordilleras, la quería un Himalaya,

la quería desde el peligroso borde de la imprudencia

sin reservas, sin hucha,

sin ahorrar nada para luego.


La quería desde la punta del derroche

hasta la letra «n» con que hace su última pirueta

la palabra absolución.


La quería así, cinco patrias,

doce mil palomas de la paz,

seis trillones de delfines.


La quería mil silencios

y en todos los altavoces de la Vía Láctea

la quería vestida de beso, de espuma, de estrofa,

vestida de ahora, de luego, de antes,

cuando me miraba a medio palmo de delirio

y cuando llenaba su cantimplora

con dos gotas del mar de Saturno

para emborracharnos de par en par.


Así la quería, así la quise, de tal manera.

Por eso no puedo llegar a explicarme

cómo demonios pudo ocurrir un día,

cómo diablos dejé de hacerlo.



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