Es esta sensación brutal de que al habernos dejado llevar nos hemos derrotado a nosotros mismos.
Es este vacío con forma de casa, este presente con forma de lluvia, este desierto con forma de cama.
Es este minuto relleno de nada, esta ternura buscando un desagüe, ese verano de antes que no probaré.
Es el desinterés trepándonos por dentro.
Se acaba nuestro tiempo con la moneda cayendo por el lado de la desgana.
Se acaba nuestra fiesta sin tarta de bodas, con los ojos afónicos de no decirnos nada.
Decimos que es culpa del tiempo, no es cierto. El amor es una planta que matan quienes dejan de regarla.
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