Vendrás. Y convertiremos en algo absurdo el antiguo concepto de distancia y se disociarán la nieve y mi piel, la tristeza, el lagrimal.
Y el miedo volcará a la primera curva de tu cuerpo entre mis manos y nos conducirá ya solo la locura de sabernos nuestros, protagonistas de una escena que, dure lo que dure, encontrará aparcamiento en la acera de la eternidad.
Y los mejores poemas de amor que jamás se escribieron bajarán por tu cuello pidiendo ser creados con sudor sobre una sábana.
¿Quieres saber el final? De acuerdo: no lo hay, esta historia nunca acaba. En una historia de amor no hay mejor final que el que no tiene ligar.
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