Ojalá comprendas lo bonito de tus torpezas, de tu pelo despeinado.
Ojalá entiendas que tus cambios de humor ni tienen cura ni falta que hace.
Ojalá un día te des cuenta de lo bonita que estás salvaje.
Ojalá sepas ver lo que hay dentro de ti y te empeñas en esconder.
Ojalá sigas perdiendo el bus y maldiciendo al conductor por irse en tus narices, ojalá sigas al segundo siguiente poniéndote los auriculares y olvidándote del asunto, ojalá sigas levantándole el dedo a cualquiera que te pite con el claxon y que nunca puedas evitar agacharte para acariciar a los perros abandonados.
Ojalá nunca dejes de llorar cada vez que te sangre el corazón.
Ojalá sigas teniendo el corazón siempre así de puro.
Lo más bonito de ti son tus detalles.
Todas esas pequeñas cosas que ni tú te das cuenta que tienes, o peor, que consideras defectos o debilidades. Todas esas características que te hacen ser única, complicada, indecisa. Que muchas de ellas a veces me desesperaran no significa que todas, en conjunto, fueran tú. Y te hacen maravillosa.
Ojalá vayas a todos esos conciertos que deseabas, ojalá sigas abrazando a tu madre siempre con esa pasión, ojalá no tires nunca ese peluche de tu infancia.
Ojalá nunca te hagan creer que madurar implica olvidarte de ser niña.
Ojalá nunca te canses de seguir intentándolo aunque te salga mal, ojalá nunca cambies el fuego que tienes dentro por lo gélido de una vida estable y rutinaria, ojalá no permitas nunca que te rompan las alas.
Ojalá jamás dejes que te digan hacia dónde y cuándo debes volar.
Te lo digo yo, que aún tengo el corazón roto de cuando desertaste de aquí.
Ojalá el mundo sepa ver lo que hay dentro de ti y te empeñas en esconder, ese brillo que jamás he visto en otra mujer.
Ojalá nunca dejes de sentir que no entiendes el mundo, porque mientras no lo entiendas no serás como ellos.
Ojalá nunca te olvides del todo de mí.
Ojalá siempre haya una letra, una hoja o un olor que haga que te vuelva a la mente ese chico que durante un tiempo te rompió los esquemas y sólo miraste por él.
Ojalá sonrías recordando tu impulso, aquella noche, las conversaciones eternas y mis dientes en tu oreja descubriendo tu punto débil.
Ojalá te cuides como a mí me ardió en aquel tiempo querer hacerlo.
Ojalá te quieras la mitad de lo que te quise yo sin querer.
Ojalá el mundo sepa ver lo que hay dentro de ti y te empeñas en esconder.
Ese brillo que jamás he visto, no ya en ninguna otra chica.
Sino en ningún otro ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.