La seguridad hay que trabajarla, me dije un día. Hay veces que nos venimos abajo, nos hundimos, y no sabemos muy bien cómo seguir. Y entonces nos toca agarrarnos fuerte, respirar, y continuar para salir de esa.
Supongo que a veces no es fácil quererse a una misma. No es fácil verse bonita todos los días y sin defectos sobre los que prestar atención. A veces es difícil aceptarse con todo. Y no permitir que nada nos hunda. Ni nadie.
Lo sé, a veces no es fácil. Pero hay que trabajarlo. Y no por nadie, sino por mí.
Por eso me dispongo a salir de esta. Me dispongo a valorarme un poquito más. Porque, ¿sabes? Que no te valoren no significa que no valgas. Me dispongo a armarme de valor. A mirarme al espejo y sonreírme. A abrazarme fuerte. Y a saber estar conmigo misma. Me lanzo a por lo que sea que me haga feliz, y le pongo ganas para que mañana la seguridad haya crecido un poco más. Y las cosas me afecten mucho menos.
No sé cuánto tardaré, pero sé que volveré a ser yo. Y queriéndome mucho mejor.
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