Javi, ni te imaginas cuánto te quiero. Bueno, quizás sí porque te lo digo todos los días desde que te conozco.
¿Sabes? Yo que soy de reflexionar mucho, me da miedo, que ahora que vamos a ser padres, nuestra relación se hunda, cambie o simplemente se desgaste.
Por eso me empeño en hablarte, en escribirte y en transmitirte todo aquello que dudo, que me da miedo, vértigo, que me crea algún tipo de sensación o sentimiento. Siempre he sido así y más contigo, me sale fácil.
Me duele esas veces que te abrazo, sí, aunque haga una ola de calor y tú te apartas. Cuando voy a darte un beso y te quitas, porque tienes sueño, porque tienes calor, hambre, estás cansado o simplemente sacas un tema muchísimo más importante que una muestra de amor para cortar el gesto. Esto no es nuevo, porque cuando ocurre, me cabreo y te lo digo.
Es difícil para mí gestionar esto. Siempre he sido fría, e intentado no tener contacto físico con nadie. No me gustan los besos ni las muestras de cariño que, por alguna razón, contigo me salen todas y a todas horas.
Esto bien podría ser un escrito una llamada o un grito para pedir tu atención, pero no lo tomes así. Simplemente, es algo que nos pasa y que me da miedo. Mucho. Porque cuando haya un bebé, y ella sea lo primero, no quiero dejar de ver a mi marido como el hombre de mi vida, no quiero olvidar todo lo que te quiero y no quiero olvidar lo que fuimos, lo que somos, el equipo que construimos.
Me encantan las fotos, lo sabes, y no por vernos más o menos guapos, las fotos invocan momentos, viajes, una historia. Y me gusta nuestra historia. Me gusta nuestro primer viaje, nuestras primeras citas, nuestros primeros problemas, nuestras primeras veces recogidas en imágenes... No dejes que esas imágenes sean las de unos desconocidos que se encontraron por casualidad en un momento puntual y nunca jamás volvieron a encontrarse porque se perdieron en el camino.
Quiero ser más fuertes que esa pareja de las fotos, estar más unidos si cabe porque lo que viene separa, siempre separa... Y las circunstancias de la vida también. Ayúdanos a crecer, a mejorarnos, a decirnos y a contarnos, a discutir, a llegar a acuerdos, a hablar de lo importante y de lo que no lo es tanto... Por una sola razón, porque te quiero... Y con eso, debería valer.
Te quiero, Javi.
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