Quedan aún unos días para que finalice el año, pero ya he podido sacar mis propias conclusiones. La primera es que nadie sale de un laberinto propio con llaves ajenas. Nos pueden aconsejar una y otra vez sobre la salida, pero sólo saldremos cuando realmente la queremos ver, cuando de verdad creamos que estamos preparados para salir.
La segunda es que la vida es una montaña rusa. Hay que estar preparados para estar abajo, pero también disfrutar del viento y la brisa cuando estamos arriba.
La tercera y última es que los comienzos dan miedo. Mucho miedo, pero también están cargados de nuevas ilusiones, nuevas ganas y nuevas metas.
Encontré la llave para salir del 2022... Ahora vamos a entrar en el laberinto del 2023.
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