jueves, 7 de noviembre de 2024

Un día de estos, quedamos

 Un día de estos, nunca se queda. Nunca.

Hoy me despido de un compañero que, sin él saberlo, me ha servido para integrarme en mi nuevo trabajo, ya que mi timidez no me ayuda. Los sitios nuevos me dan miedo y los llevo muy mal. Es cierto que con la edad, lo he tomado como algo normal de la vida, algo que pasa muchas veces. Los sitios nuevos, las personas que acabas de conocer, este tipo de situaciones son comunes.

Me encantaría ir a Polvoranca con nuestros perros, me encantaría tomar un café, me encantaría saber de él. Pero creo que cada persona que entra en nuestra vida, tiene una misión, para bueno o para malo, pero una misión que dura... lo que tenga que durar. A veces las misiones duran toda una vida, y qué suerte. Se me viene a la cabeza mi amiga Sonia. Pero otras... Pues no son tan largas como quisiéramos. 

He encontrado en él un apoyo, un motor, un empujón para que hagas mis sueños realidad. Esa frescura que dan los 26 años, cuando aún no tienes obligaciones de verdad, vives y piensas para ti, eres un alma libre y te puedes permitir caer, probar, saltar al vacío. Me ha recordado esa parte de mí, que creía muerta, absorbida por la maternidad y los problemas del día a día. Las obligaciones y las rutinas que nos matan silenciosamente.

"Mucha suerte" me ha deseado. Lo mismo te digo. No puedo desearte nada más que cosas buenas. Eres un ejemplo de muchacho. Espero que la vida te recompense, porque personas como hay pocas. He aprendido que los "malotes" no tienen futuro, y que los nobles se acaban comiendo el mundo. Y tú serás de ellos.

Nos vemos, o no. La suerte y la vida a veces trae sorpresas.



domingo, 27 de octubre de 2024

Ataques de domingo

 Como comenté hace unos días, no me encuentro. Ataques de pánico o ansiedad bastante a menudo. Carreras de las que corres, sudas y no llegas. El aire que tomas no es suficiente para vivir. Y el dolor en el pecho es permanente. Tanto, que sientes que te mueres. Un compañero del trabajo dice que pienso demasiado. Si él supiera la mochila que cargo... Antes era capaz de dominar mi ansiedad. De parar, pensar e identificar estos ataques. Ahora son ellos los que me controlan a mí. Los pensamientos negativos pasean por mi mente sin poder controlarlos. Tengo miedo de que no haya nadie al volante y mi vida se esté convirtiendo en un viaje a la deriva. 

Necesito muchas cosas, tantas, que es imposible llegar a todas. Mi ancla es Helena, como ya sabéis. La que me mantiene con los pies en la tierra y la que me detiene ante una huida a quién sabe dónde. Ayer... Focalicé en mi marido, es decir, me dediqué a probarme en la cocina, en hacer un festín porque era sábado. Me dediqué a darle cariño con pequeños detalles después de un duro día de trabajo. Publicando un estado de nuestro mejor momento. Haciéndole ver que él también es importante.

Pero algo hace estallar dentro de mí un fuego que inicia una guerra. Unos miedos que me hacen querer desaparecer, correr, buscar otro camino, apagar el teléfono y abandonarlo, dejar que suene. Ausentarme y que nadie piense en mí, ni se acuerde. El estar frecuentemente mala, tampoco ayuda. La rutina, los problemas del día a día, se convierten en un desgaste absoluto. Y ya es domingo. Apenas me he enterado del fin de semana tan vacío que he tenido. Intentando limpiar a conciencia mi casa para limpiarme a mí por dentro. Es una manera de hacer terapia. Colocar lo de fuera a la vez que lo de dentro va tomando su lugar. Un finde que ha sido como un chasquido de dedos. Un tiempo que he perdido o dejado perder, porque estoy igual o más cansada que el domingo.

Un domingo en el que prefiero la soledad de mi casa y no la compañía de nadie. Mi ordenador, mi serie y ya, mientras duermo a la bebé. Ella es feliz. No para de sonreír. Tiene la sonrisa más bonita del planeta. Y es el sueño por el que se merece vivir.



sábado, 26 de octubre de 2024

TRASCENDENCIA

 ¿Has oído hablar de este concepto alguna vez? Trascender es salir de ti,  hacer por el otro, practicar la generosidad y el cuidado. Es crear algo más grande que tú.

Es que en cada pensamiento y acción, haya una consideración de equipo (por arte de los dos).

Es encauzarse y salir del desvío cuando levantas la cabeza y te das cuenta de que estás metido en ti mismo y no estás viendo al otro.

Hemos pasado muchísimos momentos complicados, pero los sostenemos porque una de nuestra manera de trascender es desear construir una familia eterna juntos, es construir un hogar para nuestros hijos, es vivir en familia. Pero ese objetico solo es plausible si en el día a día hay cuidado aunque haya enfado, desilusión o frustraciones.

¿El secreto? Encontrar a alguien que quiera trascender a tu lado, porque la vida es muy complicada, te quita y te da inesperadamente, el crecimiento de ambos puede ir en direcciones muy distintas, pero tener metas más grandes que vosotros ayuda a sostener los huracanes de la vida y que en ellos haya amor.



jueves, 17 de octubre de 2024

Me echo de menos

 Hoy ha sido un día bueno en el trabajo, de los mejores. Ha sido un día bueno con Helena. No están siendo malos con Javi como pareja, que ya sabéis... Altibajos es lo normal. Maya parece que mejora de su ojo, pero muy lentamente. Una nevera llena. Pero me falta algo. Y no soy ambiciosa. Me falto. Me falta arreglarme, ponerme guapa para mí, dejar el chándal y la coleta a un lado. Volver a ser la de las fotos que era antes y no por nadie, sino por mí. Me falta un finde tranquilo. Con planes para mí que no es lo mismo que sola. Yo no necesito una vida sola e individualista, ni una vida aparte de la maternidad. Mi vida está junto a mi marido, mi bebé y mi perra. Pero sí necesito planes de los que me gustan a mí y compartirlos con ellos. ¿Sabéis cuál es mi sitio favorito? Soy rara, lo sé. Las librerías... Las bibliotecas. Los lugares con literatura, historias, aventuras, magia... Aquellos lugares que te sacan de tu vida, de sitio y te hacen viajar más allá que tu propia imaginación. También me encantan los museos.... Hubo una temporada que vivía en ellos. Dejar que la historia me envuelva y me permita aprender a no cometer los errores que otros hicieron en el pasado.

Y un secreto muy pocos saben... lo que me gusta viajar... Conocer sitios, lugares nuevos, costumbres y sociedades diferentes a las que tengo en mi día a día. Aunque, siendo sincera, mi gran persecución son los castillos... Vivo enamorada de ellos. Mi mente pinta historias que no pararía de escribir dentro de ellos. Y encima es mi estación favorita del año... El otoño me parece que da el encanto adecuado a cualquier lugar para parecer asombroso.

Y sí, puede que eche de menos mi pueblo, mi lugar en el mundo. Aunque es difícil acceder con estás lluvias y este temporal, pero se me pasa por la cabeza bastante a menudo. 

Todo esto me gusta compartirlo con los míos. No quiero planes sola, no quiero ponerme guapa para otros, no quiero visitar un castillo sola... Quiero a mis compañeros de vida llenando álbumes de fotos.



domingo, 6 de octubre de 2024

No soy tinder

 Hay algo que os quiero comentar que me pasó ayer y que me gustaría hacer reflexión de ello. Me escribieron a través del blog, un chico muy majo. Os intento contestar a todo el mundo. Es la magia del blog, llegar a cuántos más mejor y ver que lo que nos pasa, no es tan diferente a lo que le pasa al de al lado. Crear una comunidad de apoyo donde podamos expresarnos libremente y sin hacer juicios de valor. Puedo decir alto y claro, que a día de hoy, así es. No ha habido una palabra más alta que otra y todo se ha llevado desde el más puro respeto y no puedo estar más orgullosa de lo que significa "Desde mi ventana" para todo el que participa en ella, leyendo, poniendo un comentario o compartiendo.

Este chico creía que podía ligar conmigo por tener una conversación sobre el machismo. Os lo concreto porque de ahí viene la reflexión. En principio, que genial eres, que abierta eres. Piropos a patadas. Ahí yo ya me empecé a sentir incómoda. Y cuando zanjé lo que creía que había que zanjar. Me llamó machista. 

Querer a mi marido. Tenerle un respeto, no es ser machista. Es ser persona respetuosa con la persona que quieres. Respeto todo tipo de relaciones, poliamor, relaciones abiertas, todo aquello que se haya consensuado entre los dos, y que no deja de ser algo de dos que nadie debe opinar. En mi relación, tener una conversación donde uno de los dos está recibiendo piropos que no corta, o lanzando piropos a alguien, para empezar, me parece una falta de respeto.

La infidelidad, que es otro tema del que se habló, bajo mi opinión (siempre mi opinión y no tiene por qué ser acertada y verdadera), no es solo que llegues y te acuestes con alguien. Creo que poca gente llega y besa el santo. Creo... Pero antes de que ocurra eso, hay un teléfono que se ha dado, hay unas conversaciones que no se han zanjado y no se han dejado claros algunos términos, hay unas citas o quedadas que no deberían haberse producido. Creo que hay muchas cosas previas al sexo que yo considera ya una falta de lealtad, de respeto y por qué no, de fidelidad.

Es una mera anécdota de ayer, pero con ello quiero dejar claro que no es tinder esto. Que la libertad de cada uno ha de respetarse, que no porque yo cuelgue una foto te tiene que dar pie a que me invites a pasar la noche de mi vida. Porque es ahí donde creo en la igualdad y en la libertad de la mujer. Por lo que no me considero machista en absoluto. Colgar la foto que yo quiera, salir a la calle vestida con quien quiera o poder hablar con quien yo quiera... Eso es libertad, pero sabemos que acaba donde empieza la del otro. Y que pasar ciertos límites es una falta de respeto, en este caso un matrimonio, a la otra parte de la pareja. Si este chico creía que esto es ser machista... Debería estudiar y leer un poco más.

Es más, tengo tanta confianza en lo que hago, en a quién escribo, en lo que hablo, que todos mis aparatos informáticos, tablet, móvil, ordenador... Están mis cuentas de redes sociales abiertas, al alcance de mi pareja en cualquier momento. Y como decía él, es que para hablar.... Es que para hablar tengo amigos y a mi marido, es que para salir, salgo con mi familia que incluye a mi marido, es que mis amigos se componen de todos ellos y mi pareja. Y ya os digo, que es tal la confianza que tenemos que somos capaces de tener nuestro espacio dentro de nosotros. No os vayáis a pensar que estamos como lapas a todas horas, hay a veces que ya me gustaría que Javi se me pegara más. 

Por favor, antes de opinar o etiquetar a alguien que no conocéis, Pensar, razonar e incluso, si no os gusta, no fluye, no os caéis bien. Daros media vuelta y adiós. Pero no faltéis al respeto tan a la ligera. Es muy injusto.




Metas imposibles

 Al final, en el anterior post no he dicho ni la mitar de lo que pretendía, no quería ensuciarlo con opiniones que te tienes que comer de otras personas que llevan la maternidad opuesta a mí. Yo no digo que mi manera sea la mejor, ni la adecuada, ni mucho menos. Es mi experiencia y son mis sentimientos con los que lo estoy viviendo. Helena para mí es mi vida entera. La casa sin ella, es... Tristeza. Yo no voy contentísima a dejarla en el cole. No soy así y escribo... Cómo lo estoy llevando, sin más. 

Dejando eso de lado. Sí, el día 25 empecé en un nuevo trabajo. Trabajo de oficina a tres minutos andando de casa. Quién diga que el trabajo no viene a buscarte a casa... Pues otro bocazas. Qué cansada estoy de la gente que habla, habla y habla con la verdad en la mano. Pero, ¿qué verdad si cada uno tenemos la nuestra? Afortunadamente.

Pues sí... De lunes a viernes, de 9 a 2 de la tarde... Lo mejor para estar con mi bebé. El ambiente según llegué es maravilloso. Creo que nunca en la vida, he encontrado un ambiente ni siquiera similar. Y se está bien... Hasta que se crean altibajos que no sabes muy bien por qué, a una le da un flush, otro te da una charla, otra cambia el mobiliario, los sitios, los compañeros. Necesito también un poco de tiempo para adaptarme y conocer cómo es este curro, que al final es el que paga las facturas. Pero soy incapaz de hacerlo bajo un examen y una vigilancia continúa. Hoy se me caían las lágrimas al salir del trabajo. Las condiciones son perfectas, pero yo no. Estoy muy blandita (todo explicado en el post anterior... O casi). Pero creo que no termino de cuadrar y creo que ellos también lo saben. Dudan de cada acto o movimiento que haces. Y no te permiten ni un suspiro. No debes decirlo porque se contagia. ¿Se contagian los sentimientos? Si ellas y ellos... Supieran que las lágrimas son de lo que dejo en casa, de las batallas que libro en mi corazón... Quizás examinarían un poco menos, y por qué no decirlo, opinaríamos mucho menos. Hay cosas que duelen cuando nadie te conoce y te hace un traje. Hay cosas que llevan doliendo toda la vida. Y vas con tus marcas de guerra. Si hablas porque hablas, si no lo haces es porque estás desanimada. Solo quiero trabajar, sin sentir que todo lo que dices, hablas o haces está mal. 

He conocido a un compañero. No confundamos, Javi sabe de ello, que luego todo se malinterpreta. Él es el mejor de ahí, y cuanto más le conozco, me parece que sigue siendo el mejor de ahí, no sólo como trabajador. Son esas personas que aparecen como por arte de magia para salvarte. El salvavidas que necesitas cada mañana para pensar... Venga, es un día más... O un día menos, depende de cómo te guste contar. ¿Creéis que necesito tiempo? ¿O dejarme guiar por mi instinto y aceptar que ese no es mi sitio?

Pues eso, ese apoyo que he encontrado en él, ¡me lo han quitado! Porque hablamos, es como volver al colegio. Es lo que yo haría en la clase de infantil. Pero si tengo un mundo por delante del que no entiendo ni comprendo nada. ¡Cómo no voy a hablar! Además es, como he dicho, majo no, lo siguiente. Es un amor de persona al que le encanta la ropa (bueno, algo sí que hemos hablado), pero no considero que intentar cuadrar en un sitio nuevo y que alguien te preste su mano para que la adaptación sea más sencilla, requiera un castigo de niños.

No llevo bien los cambios y mi personalidad perfeccionista me exige más que las propias jefas. Sé que soy mi peor enemigo. Lo sé, y desde que tengo uso de razón. Todo cambia cuando eres mamá. Las prioridades dan la vuelta y ella y sus necesidades son lo primero aunque tengas que tragar sapos y culebras. Dejaré que los días sigan sus curso... Y dejaré de perseguir metas imposibles.



viernes, 4 de octubre de 2024

Mamás en adaptación

He esperado un mes para poder hablar de este tema y no llorar mientras escribo. Y he hecho bien en esperar para que este post suene más contundente.

Ha sido la peor adaptación que yo he tenido en la vida. Y digo yo, porque Helena es mucho más fuerte que yo y lo ha llevado prácticamente bien. Los primeros días lloraba. La separación... Qué no voy a saber yo de esto. Lo que ocurre, es que las adaptaciones yo las pasaba justo al otro lado. Yo era la profe que aguantaba a veinte niños llorando a la vez. A algunos no les podía tocar, a otros los tenía encima todo el rato y así día tras día... Cada periodo de adaptación es mundo. No tiene nada que ver un año con otro, ni un grupo con otro. 

Para mí sigue siendo duro llevarla al cole. Lo he sentido como una traición a mí hija, y la culpabilidad con la que lo he vivido, creerme, no tiene palabras.

Empecé con un grupito de mamás, que cada una lo llevaba a su manera, creo que como podíamos cada una en nuestro interior. Para mí han sido mi tila, mi valeriana. Cada una ha puesto en mi algo para que yo pudiera sobrellevarlo, y juraría que ellas ni son consciente de ello. Y les tengo tanto que agradecer a esos momentos juntas, a esos cafés de los que me he quedado descolgada por un trabajo que necesito y que no me gusta... Qué no voy a mentir, me siento desplazada, desubicada, perdida en todo lo que respecta al cole de Helena. Pero es que creo que debo darles las gracias porque a día de hoy y sin apenas conocerme... Están a solo un WhatsApp de mí, y eso hace que me sienta mejor, arropada y de alguna manera, protegida. 

Las mamás no somos superheroínas, pero nos hacen serlo. Sobre nosotras llevamos nuestra carga y la de nuestros hijos, y a veces, la de la familia entera. Contar con gente tan maravillosa, es un lujo. Desde aquí, agradecerlo siempre... Siempre.



viernes, 13 de septiembre de 2024

Viernes 13

 Llevo una semana de ansiedad continua. Helena, cómo sabéis, empezó el cole y su periodo de adaptación. 

Mi ansiedad se ha focalizado sólo en ella. En cómo duerme, en cómo va al cole, en cómo se relaciona, en cambios, retrocesos, etc, etc... Sale la madre y la profesional a la vez con miles de análisis hechos desde los diferentes puntos de vista. Uno que sale de la cabeza, y el otro... Del corazón.

En este momento de mi vida... Estoy pasando del WhatsApp, de las llamadas, de la familia. Me importa un pepino las opiniones, lo que puedas pensar o creer. Los niños ajenos, el... Yo tuve un hijo y pasé por ello, el... No entiendo que te sientas así siendo profesora... Las opiniones que no son pedidas... O el, y este es muy bueno, ya se adaptará poco a poco. Cerebros y mentes privilegiadas que te cuentan las cosas obvias. Y si para algo sirve mi experiencia laboral es para saber qué por mucho que queramos... Una persona, jamás llega a 20 niños llorando desconsolados porque sus mamás desaparecieron por una puerta y que no saben si volverán a verlas. Aclarar... Qué tienen dos años, y la mía que es la más pequeña, ni eso.

Estoy cansada de dar el parte. El parte es mío. Para mí... Este proceso lo estoy llevando para mí precisamente por la incomprensión de tanta gente. Siempre he respetado las ansiedades ajenas aunque no las comprenda, los compartimientos de otros aunque no los comparta... Porque si algo bueno tengo... O malo, es que el de al lado, me da igual, me da igual que haga con su vida que tenga menos o más ansiedad o sepa más o menos de cualquier tema. No compito con tanto licenciado porque me da pereza.

Es algo que sentimos todas las profes de infantil. Todos saben cuidar niños, todos saben colorear, todos saben... Qué suerte tiene la gente de saber tanto y no diferenciar una escuela infantil de una casa de niños y de una guardería o una ludoteca. Qué maravilla la gente que sabe de todo.

A diferencia de mi padre, ya no me paro a discutir con nadie, ni a enseñar a nadie de más de seis años. La vocación no llega a tanto. Así que, pido encarecidamente, que por una vez, se respete mi decisión como madre. No quiero participaciones que no son invitadas ni aprobadas. Por desgracia Javi trabaja. Y me acompaña en lo que puede. Es un proceso, un camino o una adaptación que piso que se quede entre mi hija y yo. Nadie más. Es sencillo. Siento que tengo que compartir todo con la gente, y es que cada día, la gente me apetece menos.

Hablándolo con una mamá, me comprendía al cien por cien. Esos padres, han dejado que el timbre sonara y fingiendo que no estaban ni en casa para tener esa intimidad de la que hablo. Han cerrado las visitas al público. Y más que ellos pasaron por una situación muy similar a la nuestra con Helena. A los que también acusaron de exagerados, a los que también los dejaron por raritos entre otras cosas más que al final, como decía ella, te acabas enterando.

Las madres, lo hagamos bien o mal, debemos tener el mando de la educación de nuestros hijos y las riendas de nuestro hogar. Consensuadas exclusivamente con nuestra pareja . Otros... Ya tuvieron su oportunidad para ver si era normal o no las cosas, si estaban bien o mal, o de tomar sus propias decisiones acertadas o no.

Vuelvo a reiterar que quiero que está adaptación para Helena y para mí, sea solo para nosotras. La llevemos en casa dentro de nuestro hogar, sin opiniones pedidas. Cada uno en su casa que se jarte a opinar lo que quiera, pero mi casa es mía y mi hija y mi familia también.

Agradezco encontrarme con mamás que pasan por ello. Qué se sienten coaccionadas o examinadas. Y que tienen esta sombra sobre sus cabezas y tengan que estar perdiendo el tiempo que deberíamos dedicar a nuestros bebés en parar los pies de algunas personas.

Mi bebé, lo he dicho tantísimas veces... Es el centro de mi vida, mi flotador, mi nudo a la vida. Yo no di la vida a Helena, ella me la devolvió a mí. Y esto no está siendo nada fácil. La conciliación familiar es una quimera con la que siempre soñaré. Pero ese es otro tema... El desapego duele, escuece, te quita el sueño como para lidiar con más cosas. Esos bebés necesitan que madres que estén a la altura, centradas en esta adaptación para todos. No madres golpeadas, abatidas o deprimidas, batallando más de una lucha. Sí no es por nosotras... Qué ya somos adultas, pensar un poco en ellos, que no están entendiendo nada de los cambios que están sufriendo, y a los que las madres les sometemos porque la vida... Es la que es.

P.D. Una vez más... No existe la empatía.



jueves, 5 de septiembre de 2024

05.09.2024

 Hoy ha sido el primer día de cole de Helena.

No he pegado ojo pensando en si lo tenía todo preparado, si iba a estar bien, si en el periodo de adaptación podría estar yo o por motivos de trabajo no. Todo ha sido una incógnita hasta el último momento.

Tengo una gran culpabilidad desde el día 3, cuando salí de la reunión... Qué no me deja ni dormir ni vivir. El duelo de separación por el que pasamos muchas mamás supongo. Y unas lo llevamos mejor y otras peor.

Tengo un nudo en la garganta, porque... No debes llorar. Tienes que estar bien para que te vea bien. Y como dice la tutora de Helena... ¡Qué te tenga que explicar yo a ti esto! Pues sí, las cosas se ven distintas desde la barrera, siendo profe y no mamá.

Ahora sé que nos falta empatía con los niños y con las familias. Por eso siempre he dicho que no existe, hasta que pasas por algo no sabes qué se siente, ni siquiera te haces una pequeña idea de lo que se ama a un bebé.

Soltarla al mundo es bueno para ella. Pero me paso de protectora. La siento mía, me exijo mucho con ella, me obligo a que mi mundo sea ella. Y lo consigo, ¡vaya que lo consigo!

La verdad es que hoy ha sido muy light, solo una horita y con ellos. Mañana igual y la semana que viene, veremos cuando empiece a quedarse sola... Hoy la he visto feliz con todos los bebés que había en clase. Es tan madre... Y en el patio ha estado a su rollo, solo me llamaba para enseñarme las cosas nuevas que iba viendo. 

Es la más pequeña de clase, y no de tamaño. Ella es gigantona, de las más grandes pero no deja de ser una bebota de noviembre. Y eso era algo que me asustaba o me daba miedo. Allí ha estado en un segundo plano, claro que solo era el primer día... Escuchando los cuentos de la profe, las canciones. Le encantan. La he visto bien, pero yo no puedo sentir este mini abandono del nido. Sin ella, tengo un vacío enorme. 

Y puede que sea un drama o una exagerada, me da igual porque mis sentimientos no son opinables, son lo que siento en este momento. Dentro de unos meses, me reiré de esto... Posiblemente. Pero ahora... Se me está haciendo cuesta arriba, bastante duro y solo me queda pasarlo.



martes, 27 de agosto de 2024

Soy así

 Soy así, con esa capacidad de perdonar, esa voluntad de ver lo mejor en las personas, incluso en aquellas que me han lastimado. No soy tonta por no irme a la primera, ni por haber vuelto a confiar. No me falta amor propio por seguir creyendo en las segundas oportunidades. No confundas mi bondad con debilidad, mi capacidad de ofrecer segundos intentos es un reflejo de mi compasión y comprensión, pues entiendo que el camino del perdón es una puerta hacia la sanación.

No es ingenuidad, sino una elección consciente, la que me lleva a dar una oportunidad adicional, a buscar la reconciliación y el entendimiento. Reconozco que somos seres imperfectos, propensos a cometer errores, pero también tenemos el potencial de aprender, crecer y transformarnos. 

Si decido otorgarte mil oportunidades y en cada una de ellas me rompes, comprendo que la carga no recae en mi falta de discernimiento, sino en tu falta de amor.



Dios, como duele...

 A mí ya no me pueden causar más daño. Vi al hombre que yo amaba hacer por alguien más las cosas que para mí siempre fueron imposibles.

Vi cómo tus manos se llenaban de detalles: flores que nunca me diste, regalos que nunca llegaron, y los «te amo» que parecían atascados en tu garganta cuando se trataba de mí. Te vi ser para ella lo que siempre me negaste, lo que para mí era imposible.

Te vi dar lo que para mí siempre faltó: el tiempo que decías no tener, las ganas que nunca te nacieron. Vi cómo cambiabas, cómo cada «no puedo» se convertía en un «sí». Ese hombre que conmigo siempre tenía una excusa, una razón para no intentar, una justificación para no hacer.

Y me duele. Dios, cómo duele. Y no es solo lo que hiciste; es lo que nunca hiciste. Es lo que yo te pedí, lo que supliqué, lo que me tocó ver que hacías por alguien más. He recorrido cada rincón de este dolor. Sé bien que cada «no puedo» en realidad era un «no quiero» disfrazado.

Me decías que Querétaro estaba lejos, que las flores eran solo flores, que el amor no se demostraba con detalles, que el trabajo, que el tiempo, que la vida... Pero luego te vi hacer lo imposible por alguien más. Te vi tomar un avión, ir hasta Cancún sin pensarlo dos veces, pedir días libres en el trabajo para celebrar un cumpleaños, cuando conmigo ni siquiera lo mencionabas, porque para ti, no era importante.

Y me duele. ¿Y cómo se supone que no me duela? Me duele saber que fui yo la que cargó con tus "no quiero," la que soportó tus "no puedo," cuando la verdad era otra. La verdad era que sí podías, si querías, pero no conmigo.

Es un dolor que se queda aquí, recordándome cada día que el tiempo, el mismo tiempo que no tenías para mí, sí apareció para ella. Que mientras yo esperaba detalles, ella recibía un arreglo cada vez que la veías. Y que todas esas veces que me dijiste "soy así y no voy a cambiar," en realidad estabas guardando lo mejor de ti para otra persona.

Y lo que me duele, lo que realmente me parte el alma, es que sé que no era imposible. Era posible. Era tan jodidamente posible que ahora lo haces todos los días, con ella.

¿Acaso yo no merecía que fueras por mí hasta el fin del mundo, sin pensarlo dos veces? 

Conmigo siempre hubo excusas, siempre faltó tiempo, ganas, voluntad. Pero por alguien más cambiaste, por alguien más fuiste el hombre que yo siempre soñé, que yo quise creer, que quise justificar.

Pero ya no puedo mentirme, ya no puedo seguir negando que me duele. La realidad es que me duele. Me duele hasta el alma saber que con ella sí lo hiciste. Me duele hasta el punto de no saber cómo seguir adelante...



viernes, 23 de agosto de 2024

Último día

 Último día en el pueblo. Esto se acaba... Verano del 2024, qué duro nos lo has puesto.

Aún así, me sigue pasando lo mismo de cada año. Abandonar el pueblo, al final de todo, mi sitio seguro. Donde en un trocito de campo encuentro todo y siento que no necesito más... Está llegando a su fin. Madrid nos espera, con su calor, con su rutina, con todas sus cosas de las que huimos cada año al llegar aquí.

Esto llega a su fin y se crea en mí un vacío que da vértigo. Teníamos un montón de planes que se quedan en el tintero por muchas razones. No ha sido el verano que esperábamos. E intentado escribir, desahogarme y no he encontrado ni un momento de estar a solas para darle a las teclas, ni mucho  menos, un momento para escribir a mis amigas, que gracias a Dios, lo han hecho ellas.

El día de mi cumpleaños, decidimos venir a pasarlo aquí según saliera Javi del trabajo. Explotó una rueda a 15 minutos del pueblo. Estuvimos escoltados por la Guardia Civil y esperando una grúa que tardó unas dos horas en llegar, a 40 grados con mi bebé y mi perra en el coche. Las convivencias dentro de casa, es algo a lo que ya sabíamos que tendríamos que hacer frente, pues cada uno somos de una manera, criados de una forma distinta y 24 horas viviendo bajo el mismo techo, de una casa enorme, pero el mismo techo.

Estar con la familia es bonito pero encorseta. Dejas de tener tiempo en familia, en pareja. Todo se cuestiona, recibes miles de comentarios, opiniones que van llenando un vaso que ya estaba lleno.

El 17 de agosto, fuimos a una boda de cuento de hadas. Teníamos mucha ilusión pero unas expectativas muy bajas a nivel familiar. ¿La niña terminaría llevando las arras? ¿Se portarían bien? ¿Los kilómetros? ¿El calor de Toledo? ¿La comida? Etc., etc.,... Salió increíble, bastante mejor de lo que yo hubiera pensado. La boda en sí, la dejaré para un nuevo post. Los padrinos de Helena lo merecen.

A las dos de la mañana, con mi bebé dormida, decidimos irnos al hotel y abandonar la fiesta. Al salir, pinchada la otra rueda contraria a la que habíamos cambiado. Por cierto, el cambio fue difícil, en el pueblo no hay taller, se tuvo que pedir por internet y los padres cambiarla, no exagera si digo que el cambio de rueda duró más de tres días. A lo que iba... Otra rueda... A las dos de la mañana, en Guadamur, un pequeño pueblo de Toledo, con dos niños. 

Hubo una pareja a la que no dejaré de agradecerles su acción. Una pareja con la que compartimos toda la boda porque ellos son maravillosos. Entré de nuevo a la discoteca, y se lo dije a ella. No tenemos cómo volver. Les faltó tiempo para llevarnos en su siete plazas al hotel de Toledo. Nos dejaron a todos allí mientras yo abandonaba mi coche en un pueblo... A la mañana siguiente, nos vino a recoger el padre de Javi. Una noche de insomnio, unas más que se acumula en el cuerpo. Sólo me faltó llorar al verle. Fue muy de película, bajábamos en el ascensor a la vez que él entraba en el hotel.

Cuando llegamos a Guadamur, la rueda no estaba pinchada, estaba, de nuevo, reventada. Otra grúa... Esta vez, no iba dirección al pueblo, así que se fue dirección con el padre de Javi. Sin coche. Con Maya en el pueblo, mi perra que padece ansiedad por separación. Mi cerebro iba a mil por hora. Quería sentirme a salvo y quitarme la culpa de ser mala madre. Porque Maya, también es mi hija. Y eso solo lo entenderá quien tenga perro. Mi padre nos vino a buscar. Un montón de kilómetros en un par de días. Y sin coche. Diréis... y por qué no cambiaste los dos neumáticos como hay que hacerlo. Si tuviera el dinero suficiente para ello, no cometería ciertas chapuzas, ni tener un verano en que todos perdamos el pelo del estrés.

Una vez aquí, después de todo, neuróticos perdidos. Abortamos cualquier plan que incluyera coche. Y el dinero, abortó cualquier plan que incluyera gasolina. Ayer... continuaron los problemas. A Maya se le fue la pinza, supongo que todos estamos en el mismo estado de ánimo. Y no supo reaccionar ante las caricias de un niño. 

Cuando estamos tan al límite, mi marido no es la mejor compañía, él lo sabe. Él sabe que dice y hace cosas de las que luego se arrepiente o no iban en serio. Sonia es la balsa de agua y... no es que hablemos todos los días, además es una señora recién casada, necesita disfrutar de este momento, pero soy optimista, porque no me queda otra... Y supongo que hay suertes bonitas y casualidades que aparecen. Me ha hablado animándome. Pero no siento que sea fuerte, he aprendido algo de mi padre que ayer hablamos precisamente. No sumamos las cosas buenas, solo las malas, nos metemos en una depresión solos, dando vueltas a lo mismo. Y eso no ocurre con todas las cosas buenas. Pasé una boda estupenda, hemos tenido a los familiares más cercanos al pie del cañón, he tenido a mis amigas por si quería hablar. Al final... Lo malo no es tan malo si haces balance también de lo bueno. Y Sonia me ayuda a ello. 

Hemos estado recordando nuestra estancia en La Manga. Ambas no pasábamos por el mejor momento. De hecho, cada una estaba en su mundo. Pero cada silencio, cada paseo, cada chapuzón en el mar, cada sesión de fotos, cada momento... Lo hicimos especial e inolvidable. Supimos sacar el lado bueno de las cosas, de los momentos, de nosotras mismas. Y eso no es que seas fuerte o fría, es que hay momentos en la vida, en que no te queda otra opción. Porque ya no eres la jovencita ni la adolescente que podía echarse tantas horas como quisiera en la cama a leer o a escuchar música. Ahora eres mamá, eres el ejemplo y el referente de alguien. Las broncas, los insultos, las preocupaciones... no le toca sufrirlas a ella, aún no. Todo llega. Porque el mayor sueño que tenemos todos cuando somos pequeños, es hacernos mayor, y qué estúpidos somos. 

Voy a hacer algo que conmigo no hicieron, y es dejarla ser niña. Ponerle el paraguas para que no la salpique la vida de adulto. Ella será niña hasta que la vida la haga madurar, porque todo llega. Y los bebés sienten, padecen y lo malo de ello, es que aquello que sienten ni saben expresarlo ni canalizarlo, se les hace el mismo nudo en la garganta que a nosotros. Eso sí, ellos lloran, te desesperan y tú les haces llorar más con malas formas. Porque todas las mochilas pesan y somos humanos, no es una justificación, es una realidad que yo lucho por cambiarla. Por no cometer errores que se hicieron conmigo.

Ha sido, es... un verano difícil. Del que, seguramente como dice Sonia, dentro de unos años, nos reiremos sola o acompañada. Intento que estos momentos no perjudiquen a los de al lado. Mis fobias, miedos, tristeza, enfados, me gusta llevarlos sola. Cada individuo tiene lo suyo... Y no puede crear el mal ambiente en un lugar solo porque tú estás mal. Están las habitaciones, está la música, están los escritos, están las calles para pasear... Está la soledad si se la necesita.... 

Pienso apurar cada minuto que me queda aquí, porque no sé si serán los últimos.



jueves, 1 de agosto de 2024

Un trocito de recuerdo

 Muchos de vosotros, nuevos seguidores, habéis visto que estoy casada. Y me estáis preguntando por ese día...

Los días más bonitos de mi vida, siempre están empañados por algo o alguien. Pero ese tema lo voy a dejar de lado, porque al final, pese a que no olvide... Sí que me quedo con lo bueno.

Ese día llegó después de mucho trabajo por nuestra parte. Llegó con todo cogido por alfileres. Es decir, salió muy bien, pero podía haber salido muy mal.

El día 11 de septiembre... Me levantaré de lo más tranquila, casi despertándome mis tíos para peinarme. Empezó ahí el revuelo de timbres, llamadas, vecinos, familiares, amigos, fotógrafos. Todo lleno de ropa, de gente, yo en ropa interior por toda la casa llena de personas colocándome cosas, enseñándome otras. Ahí me agobié... Y mucho.

Cuando llegó Sonia y Sergio, me sentí más relajada, les hice llamar a Javi para saber que todo estaba en orden. Vamos... Qué iba para el juzgado. Así que, me calmé hasta que bajé de mi casa, donde más y más vecinos se amontonaban allí para verme, en ventanas, aceras, apoyados en los coches. Me empezaron a temblar las piernas y solo miraba a Sonia... Mi madre ya se iba para el juzgado, mi hermano y Sergio viéndome que no me movía decidió ir a por el coche. Más y más fotos con todo el mundo... Pero el coche llegó en nada y monté con mi padre. Me sentí a salvo de todos.

Al llegar, me dijeron que una novia de antes se había retrasado y que íbamos media hora tarde. Vi a Javi, vi a amigas de mi madre esperándome en el parquing para hacernos más fotos. Y saltándome todas las tradiciones a la torera, fui en busca de Javi.

Nunca le había visto tan tenso detrás de las gafas de sol que por nada del mundo se las quitó. Me hacía gracia verle tan serio. Había que disfrutar del momento, no pasarlo tan mal.

Una vez que entramos, el paseíllo para lucirnos bien y los chistes del concejal sobre la igualdad en el matrimonio. Todo se relajó. Salimos y estaban todos mis amigos en primera plana y detrás, la familia. Supongo que fue casualidad... Pero era el retrato más explícito de lo que sentía.

El momento de la fotos quedará para los fotógrafos que eran amigos, Sonia, Sergio y Ana. Quedará siempre para nosotros porque dejamos de ser los novios y el foco de atención, y fuimos simplemente nosotros.

Estaba tranquila desde el primer momento porque era lo que quería, era a quien quería y para mí ya eso estaba más que bien. Mi parte estaba hecha tal cuál había planeado desde siempre, incluso cuando una boda no entraba en mis planes. Siempre diré que llega alguien... Qué te cambia las prioridades y las perspectivas de la vida. La que nunca se iba a casar y menos, vestida de blanco. Allí estaba con su traje de princesa, escribiendo su historia. Pues sí. La vida a veces sorprende.

Después llegamos a comer... Lo celebramos en una discoteca. Os pongo situación... Época COVID. Tenía que tener parte al aire libre, para las personas que aún se sentían inseguras en espacios cerrados, un número de personas máximo. Y lo que no queríamos es que la gente estuviera sentada en una silla... No, las bodas son para hablar, conocerse, bailar, beber... Pasarlo bien, incluso en época de COVID. Y... Personalmente tenía mucho que celebrar ese año: mi padre seguía conmigo, a pesar de ese COVID.

La boda fue solo para nosotros, y duró hasta las 3 de la mañana... Todo el día. Justo lo que Javi y yo queríamos. He de mencionar la implicación de Javi. Pocos novios deciden, buscan, están tan pendientes de todo, hasta del más mínimo detalle... Cosa que hizo que yo pudiera relajarme y vivir mi boda como uno de los mejores días de mi vida.

Dentro de poco, será nuestro tercer aniversario de casados (3+1). Así que dejaré cosas en el tintero para ese día. 

Solo es un breve resumen de ese 11 de septiembre de 2021







Os toca a vosotros

 Acabamos de cruzar casi casi la última frontera para ese gran día: Agosto ya está aquí.

Estamos deseando que llegue ese gran día, que os digáis que sí os queréis para el resto de vuestra vida (o esa es la intención). Es un día lleno de nervios, de querer que las cosas salgan bien no, ¡perfectas! Pero recordar que es el inicio de otra etapa, un salto en vuestras vidas, el capitulazo de vuestra historia.

Aquí en casa, dentro de nuestras posibilidades, nos estamos volcando con todo. Para mí Sonia, es más que mi amiga. Es familia. Y cuando conocí a Sergio, no hizo falta que pasaran muchos minutos para querer ficharle entre los míos. Siempre habéis estado a nuestro lado, prestando un hombro al que llorar, prestando vuestras manos en mis mudanzas, demostrando que no hay mayor corazón que el de vosotros dos. Y desde mi humilde posición, siempre he buscado las formas de devolver tanto amor. La manera más bonita que encontré es depositando la confianza más plena y pura queriendo que acompañéis a Helena siempre, que estéis a su lado, que viváis con ella su vida y forméis parte de ella. Lo más valioso que tengo en la vida, es mi bebé. Y no podríamos haber elegido mejores padrinos. Porque sois el ejemplo de los valores que quiero inculcarla, y porque quiero que sepa de primera mano lo afortunados que somos formando parte de esta mini familia que hemos ido haciendo con el tiempo.

Vuestros regalos irán llegando de forma muy simbólica. Han sido preparados con mucho cariño, amor y entrega. Estoy deseando verte Sonia, paseando por ese pasillo vestida de blanco, ser testigo de ese momento y de todos los que vendrán después.

La siguiente carta será más íntima porque sólo la tendréis vosotros junto a vuestro primer regalo. Empecemos nuestra primera gincana, que finalizará después de la boda. Desearos todo lo mejor, es cosa obvia. Pero os lo deseo de corazón, porque si hay alguien que se merezca todo y más, sois vosotros. 

Os adora esta pequeña famila,

Helena, Maya, Dani, Javi y Patri



viernes, 26 de julio de 2024

Julio... Cinco años después

 Llevo varias noches guardando mi ansiedad en el silencio más profundo. Veo cada hora del reloj en el móvil. Y me siento sola. Sola de no poder hablar de lo que realmente me preocupa. De mis preocupaciones, vaya. Tengo ansiedades muy tontas, muy irracionales que hasta yo misma no consigo entender.

Me estoy apartando, aislando cómo cada vez que me siento frágil o triste, cada vez que necesito protegerme incluso de mi misma. Es julio... Y julio de hace cinco años marcó un antes y un después en mi vida. Julio es el mes en que mi mente hace balance de mis progresos. Sé que julio lo tengo superado, asumido y gracias a terapias, canalizado. Pero es inevitable tener esa intranquilidad metida en el corazón.

Y hoy, Facebook me ha recordado que hace tres años ingresamos a mi padre por COVID sin saber cuál sería su futuro... Un COVID que a día de hoy le acompaña, porque... Persiste. Igual que la pena, la desgracia y... La ansiedad.

Julio está llegando a su fin y necesito mi pueblo más que nunca. También siento lejos a Javi. Él tiene tanto encima... Qué creo que podríamos competir en la liga de la ansiedad y de la preocupación. Y él es como yo, de llevarlo solo. Y sus turnos laborales no ayudan a que nos encontremos. 

La vida... O dios, dicen... Qué aprieta pero no ahoga. Éstas noches sí ahoga y no sólo de calor. Ahora sin dejar respirar. Agitando mi estómago tanto como mi corazón y mi pulso. Ahoga, vaya que sí. Y la ansiedad de estos días no es como la que tengo generalmente... Es de la que enferma y te hace tambaleante, sentirte insegura, a expensas, en una constante incertidumbre.

Estoy muy bajita de ánimo y siento que el único consuelo es mi hija. Mi refugio. Mi salvación en medio de un océano en el que estoy cansada de nadar, en el que ya solo me dejo llevar.

En julio tomé la decisión, las decisiones que cambiaron todo lo que conocía hasta ese momento. Si conseguí salir de esos días... Conseguiré pasar éstas noches. Lo sé. Sé qué soy capaz de soportar más que de superar. Porque a veces, la mayoría de las veces incluso, las batallas que combatimos... No están en nuestra mano ganarlas. Solamente tenemos unas cartas y debemos jugar con herramientas e ingenio la partida.

Es una mierda, sí. Hay gente que vino a vivir, y otros, a sobrevivir.



viernes, 12 de julio de 2024

Adiós, amigo

 A raíz de esa visita del miércoles. He estado reflexionando en silencio con una espinita que llevo en el corazón desde hace unos meses, poco antes de que naciera Helena. Mi mejor amigo, desapareció de un día para otro. Ni una llamada, un mensaje, simples "holas" por la calle, siempre con el móvil como excusa... y sí, dolía, en silencio, pero dolía. ¿Qué había cambiado? No conoce a mi hija, ni un mensaje de cumpleaños, nada... Absolutamente nada. Lo primero que pensé, es en... "¿qué he podido hacer?". Al final, él tiene su vida, yo la mía totalmente caótica y más con un bebé y todo lo que pasé durante mi embarazo y parto. Pensé en preguntar, "por qué" o pedir... no explicaciones, pero si aclaraciones. 

Esta espinita sólo la compartí con Belén, ella conocedora de nuestra historia, y como dice ella, si el pasado fuera bueno, se llamaría presente. Su cambio, por lo que tengo entendido recientemente, no sólo me afecta a mí, sino a mucha gente por lo que, de alguna manera, no es personal y eso (qué tontería) me alivia. No le echo de menos, ahora no, echo de menos la amistad tan intensa y por qué no, bonita que tuvimos, pero creo que su forma de actuar, su ausencia, ya es bastante respuesta a mis preguntas. Hemos dejado los quince años muy lejos, hasta los treinta pasaron. Y cada uno tiene su vida. La gente cambia, o no, pero sí sus vidas, sus prioridades y circunstancias. Sus compañías, las parejas también hacen mucho. Con quien te juntas, todo. Toda la vida en sí, te obliga a cambiar, incluso a veces, buscamos nosotros mismos ese cambio. Y está bien. Aunque no lo entendamos, aunque no nos den unas explicaciones, debemos respetarlo. Y... las actuaciones de la gente, ya dicen bastantes, son respuestas aunque no nos gusten, bastante claras. 

Al final, es una pérdida. He pensado mucho en ello por un pequeño sentimiento de culpabilidad que el martes desapareció y conseguí cerrar un círculo con el que cargaba cada día. No necesito una conversación, por el cariño de todos estos años, la verdad es que nunca le pediría nada. Le respetaría y le respeto, precisamente por el cariño de todos estos años. Y verle feliz, es bonito, es importante que aunque siga su camino, lo sea. Y debe serlo para haber puesto su vida patas arriba y haber cambiado de blanco a negro. ¿Un mensaje?, lo pensé. Pero me hicieron reflexionar si valoraba tanto, tantísimo esa respuesta cuando... están claras las cosas.

Tengo experiencia en perder amigos. Y no me gustaría arrepentirme como me pasa con Belén. Ella fue quien me habló por mi boda (que aún recuerdo sus palabras... o sus letras) y por cómo se había metido un antiguo conocido, en semejante programa de televisión. Siempre me arrepentiré de no haber sido yo quien mandara un mensaje que nos volviera a conectar. Y si lo lees, gracias. Porque siempre quise compartir mi vida contigo, siempre lo dije, lo escribí y a pesar de todo, lo mantengo. Pero me pasó igual que ahora. La veía feliz con su pareja, y para mí era suficiente. Ella tuvo que cambiar también su vida, necesitó a ciertas personas que posiblemente no eran yo. Y está bien. Ella, es la persona que más cambios tuvo que asumir en pocos días, y supongo que cada uno... ni siquiera lo hace como quiere, sino como puede. 

Comparo ambos casos, porque son personas a las que realmente quiero y respeto. Yo también he cambiado, y mucho. Durante mi embarazo, que tanto la familia como Javi conocía mi verdadero estado, opté por hacer algunos cambios si salía de esa. No juzgo a nadie, puesto que nunca tenemos la suficiente información y no creo en la empatía. Todos somos muy diferentes y nadie actuaría igual ante una misma situación, y no es que una actuación esté mejor que otra, o sí, pero la gente es libre de hacer lo que crea que es mejor, incluso de equivocarse, o de actuar de una manera u otra dependiendo de la situación vital en la que se encuentre. No sé, cada uno tenemos tantos factores a tener en cuenta, que me he vuelto muy cauta, respetuosa y muy, muy discreta. Escucho más que hablo, porque nadie tenemos la varita mágica de las soluciones de nadie. Ni siquiera de las nuestras. Y me he vuelto muy precavida, evito los problemas que puedo ocasionar al decir algo o el tono en que lo dices. 

No vamos a ser cínicos, todos tenemos una opinión de todo, pero es tan fácil como guardárnosla. Porque la sinceridad mal entendida hace daño, duele. A solas nadie se engaña, todos tenemos espejos en los que nos vemos por dentro y por fuera, todos sabemos lo que nos conviene y lo que no, lo que deberíamos hacer y lo que no. Pero la vida y el momento de cada uno, el corazón y la cabeza, los astros si lo queréis llamar así, deben estar en línea para actuar de una manera u otra.

Supongo que en la vida de este chico, ha habido un cambio que no sé cuál es. Y si me lo hubiera querido contar, lo hubiera hecho. Seguramente no sea la persona que necesite en este momento, o el empezar de cero, requiera que yo no esté o me puedo inventar mil teorías, porque es lo que estoy haciendo, inventar y nunca lo sabré, solo me queda el respeto, y eso lo tendrá siempre.

Así que, adiós, amigo... Que seas lo más feliz que la vida te permita.



Seguimos...

 Seguimos... Creo que mantendré, en los próximos post al margen a Javi. Luego no me preguntéis si nos hemos separado. Pero será mejor para todos, porque al final, lo que escribo es mi percepción de las cosas, sentimientos y absolutamente todo subjetivo filtrado por mi razón y mi entender. Y como para todos no es igual, no necesitamos opiniones varias, al final... es mi blog, y tengo que centrarme en mí, en mis asuntos, mis sentimientos y mi punto de vista, aunque Javi forme parte de mí, es un individuo más. Vamos al asunto que nos interesa.

El martes vino una vecina, que os puedo asegurar que desde que nació Helena se ha portado como una amiga de las de toda la vida. Yo no tendré días ni palabras para agradecerla todo lo que ha hecho por ella.

Sabe de mí, porque le he contado cosas que se quedarán para nosotras. Y ha sabido ayudarme y guiarme cuando más perdida estaba en medio de su mundo alborotado de tres niños. Me parece una madre ejemplar, de hecho, voy siguiendo sus pasos porque es justo cómo yo quería ser y como... Al juzgarme y recibir críticas, me he ido conteniendo. Y su crianza es tan válida como todas. Normalizar la maternidad, estar cansada, liberar a tus hijos y estirar la cuerda, es bueno. Darlos una autonomía y confianza. Es mi planteamiento como profesional y como madre.

Además tenemos nexos, pequeñas uniones, cotilleos del vecindario, todos los ingredientes para de nuevo, huir de las agujas del reloj y guiarnos como antaño... Se está haciendo de noche (y eso que es verano). Compartir mis miedos y preocupaciones con ella, que me entiende a la perfección, más allá de lo que nunca hubiera imaginado, me ha aliviado el corazón y me siento menos mala madre.

Para mí, las tardes con amigos son terapéuticas. Son las medicinas que necesito para mí vida.


Tu ansiedad, también es la mía

 Tengo varios post que sacar y escribir. Tengo muchos temas que quiero tocar. Anoche... Fue una noche infernal. Llena de pesadillas con Helena, de calor, de ansiedad. Escuchar lo que le inquietaba a Javi, escucharle sus preocupaciones... Me desveló alejando el sueño.

Escuchar se me da bien, mejor que aconsejar. En muchas cosas tenía tanta razón que su inquietud me la trasmitió. Su ansiedad despertó la mía. Y sí, somos unos grandes desgraciados y mi idea de que esto no vale la pena se mantiene cada día más viva. Es verdad que mi estado anímico mejora cuando me rodeo de amigos o salgo a la calle. Esos momentos no pienso nada más que en ese momento y mi mente grita algo tan anticuado y friki como: ¡Carpe diem!

Pero sí, son mis momentos de escape. Y qué persona sería si lo que le preocupa a mi pareja a mí me diera igual. Mis silencios muchas veces, Javi los toma así, como que paso de todo. Pero nunca me pareció una buena idea echar más leña al fuego o meter el dedo en heridas que no son mías. Mi apoyo es mi escucha, dado que muchas circunstancias están fuera de nuestras manos, que nos afectan pero... No podemos cambiar lo que nos ha tocado. Solo resignarnos, llorar, aprender y salir adelante.

Estoy segura que la vida no se hizo para sobrevivir... O sí, la cebra vive así, siempre huyendo del león, siempre alerta... Siempre sobreviviendo. Quizás tengamos grandes expectativas de la vida que no deberíamos tener. Quizás la vida solo va de pequeños momentos de felicidad en nuestra pequeña familia, y ya. Y pedimos todos los días peras al olmo. Quizás el ser humano es exigente y quiere más de lo que abarca.

Ni siquiera tengo una teoría. Pero la ansiedad destruye todo a su paso, incluso los sueños... Y desde luego, el amor.



Siempre... Rocío

 Como siempre, nos faltan horas. Siempre una coca cola más, una patata más. Madre mía, miro hacia atrás y quién nos lo iba a decir. La mejor compañera de trabajo que nunca he tenido, mi confidente, mi amiga.

Hemos crecido mucho, hemos girado 180 grados, la vida nos ha llevado por caminos muy diferentes y separados. Pero en el amor no solo hay un hijo rojo, creo que en la amistad también. Y la vida es sabia y sabe quién debe permanecer a tu lado y quién no.

Ha sido la maternidad quien nos ha unido más, nuestras familias que hemos creado. Por eso no puedo olvidarme ni de mi marido ni de Carlos. Hasta nuestros pequeños hacen equipo. 

Ese es el mayor regalo que podemos dejar, Roci, una descendencia que siga nuestra historia. Para que las horas sigan faltando y las coca colas no se acaben nunca.



domingo, 30 de junio de 2024

03.06.20

 "Te he besado, te he mordido,

te he visto llorar y reír a carcajadas,

y ahora es cuando me pareces más

maravillosa que nunca, porque aquí

es donde veo lo que verdaderamente eres:

Una niña jugando a ser mujer,

una mujer que no quiere dejar de ser niña".

.

.

.

@jftorres20



26.06.21

 "Te pido robarle las horas a todo ese tiempo que ya se nos fue... Te pido robarte otro beso aunque ya me los des. 

Que cuando me miras ahora, ahora veo lo mismo que ayer. Yo sé que se cumplen los sueños porque te soñé"

OFICIAL: "NOS CASAMOS" Sí, quiero. Sí, te quiero a ti.

11 de Septiembre de 2021

"Tal vez, 

quizá,

lo sé, 

ya te encontré"



jueves, 27 de junio de 2024

Gracias por encontrarte en mi camino

 Nunca había hablado con ella. Nunca. 

Tenemos una vida en común pero paralela, nunca habíamos compartido nada. Pero yo que sé, creo que la vida te lleva por caminos en los que te tienes que reencontrar con gente que te va a sumar, en ocasiones, también para enseñarte ciertas lecciones, te pone a gente que resta. Pero no es el caso.

Creo que todo se remonta a nuestros embarazos, también paralelos... Y nuestros partos similares. El después del que poco se habla. Y cada vez que hablamos, sale algo con lo que me siento identificada. Con ella, con sus conversaciones y su comprensión, me siento menos rara. Creo que ambas, y esto es solo una impresión, somos dos chicas con unas mochilas que pesan mucho, que han aprendido a llevarlas a días y a ratos. Y que encontrarnos... Puede que la vida nos haya dado la oportunidad de compartir esa carga con alguien más.

Uno de esos pesos, entre otros muchos que se quedarán para nosotras, es la maternidad y sus consecuencias si es que puedo decirlo así, todo lo que conlleva y que a veces, nuestras parejas (hombres) no son capaces de comprendernos ni empatizar con nosotras.

Personalmente, te agradezco este bonito e inesperado inicio de amistad, ya sea por los niños, por nosotras, por las circunstancias o por vete a saber... Gracias, porque si te rodeas con gente como tú, una se siente menos sola e incomprendida. 

También creo que somos súper diferentes. Pero eso solo puede enriquecer, porque puedes ver la vida desde otros puntos de vista que ni siquiera te hubieras planteado. Y aprender, nunca está de más.

Ojalá, el camino sea tan largo como para llegar a conocernos. Nunca es tarde para sumar.



domingo, 23 de junio de 2024

23.06.2024

Es domingo, muy domingo. 

Hace una semana. Estaba sentada en la terraza de la tasca del barrio, en una mesa de 11 personas, en la que la musica eran las risas, recordando la boda de una de mis mejores amigas, del dia anterior. 

Esta semana, como siempre que vuelvo de casa. Ha sido una semana de mucha resaca emocional. De mucha nostalgia. De tener el cuerpo aqui. Y la cabeza y el alma, alli. De sobre pensar la cosas. De recordar mucho... y de pasarlo un poquito mal.

Encima he estado sola en casa y eso me ha dejado tiempo y espacio, para encontrarme a mi misma en los recuerdos. Para que no se me olvide donde estoy y porque. Para mirar atras y ver, que si el pasado hubiera sido bueno, lo llamaria presente. 

Las bodas son motivo de celebracion. Y porque no? De reencuentros. Y la semana pasada, los hubo. 

Me reencontre con mi familia. Me reencontre con la familia de mi amiga, que desde que tengo 6 años, me ha hecho sentir que soy parte de la suya. Me reencontre con esa familia que he elegido y nos demostramos los unos a los otros, que estamos mas unidos que nunca. Porque aunque hubiera dos huecos en nuestra mesa, estaban con nosotros. Y lloramos y reimos por ellos.

 Y me reencontre con esa historia de amor, que aunque parecia olvidada, nos demostramos que aun no esta cerrada. 

Y hoy, domingo. Sigo estancanda en los momentos que vivimos hace una semana. El discurso que di, con el que nos emocionamos todos. La putada a los novios, que hicimos con tanta picardia. Las mil fotos para que salieramos todos guapos. Las cervezas. Las risas. Los abrazos. La felicidad por los novios. Y por los amigos de los novios. Los bailes en la mesa. Y en la discoteca. Las copas y los chupitos. Las canciones seleccionadas para cada invitado, aunque las bailaramos todas como si se fuera acabar el mundo mañana. Y esos ojos azules que me buscaban sin parar... 

Y hoy domingo, estoy molesta otra vez contigo. Estoy indignada. Me enervas, como has hecho siempre.  

Tu te crees que puedes venir despues de 5 años sin vernos, buscarme para bailar y decirme al dia siguiente que no te acuerdas de nada ?! Y si no te acuerdas, para que vuelves como si nada... tu, y toda la gente que me conoce sabe que no soporto no entender las cosas. No soporto hacer como si nada. No soporto que se tire la piedra y se esconda la mano... 

Esta semana me ha dado tiempo para revisar conversaciones archivadas. Para recordarme que paso. Y como hemos llegado hasta aqui. Y solo saco la conclusion.. de que despues de tanto tiempo, solo esperaba ver que habias crecido, como lo he hecho yo. Y que tu tambien serias capaz de decir las cosas q te quedaron por decir en ese momento. Tendriamos la conversacion que cerraria ese capitulo de nuestra vida juntos, para dar paso a uno nuevo en el que pudieramos estar en el mismo sitio sin que nos axfisiaran los recuerdos. Pero no... tu sigues siendo esa persona que prefiere que piense mal de ti a ser sincero. Una persona a medias. Esa persona que por mucho que le duela, prefiere quedarse solo.. 

Pero es domingo, me he dado una semana para recordar. Te he dado una semana, para hablar. 

Adios, otra vez. Igual dentro de 4 años nos volvemos a ver. No creo, ya no tenemos la excusa de la boda para reencontrarnos...



miércoles, 19 de junio de 2024

Así que bye

 Quiero dedicar mi energía a lo que realmente me importa.

Llega un momento en el que, por mucho que lo intentes, sabes que hay personas con las que no vas a tener ese buen rollo que desearías.

¡Está bien! Admito mi culpa en algún caso, pero ¡Ya está!

Que no puede ser, no puede ser. Mejor me alejo, me aparto, me desentiendo, pero al igual que yo lo hago, déjame tú también.

No congeniamos, no nos entendemos... Eso está claro, pues entonces... No toques los cojones si no vas a cambiar.

Qué... ¡Ojo! No quiero que cambies. Cada uno es como es... Yo no quiero hacerlo por nadie y que nadie lo haga por mí.

Lo intentamos, no hubo manera. Fin del asunto. Suéltame, porque si no lo haces es complicado que pueda seguir adelante.

Me quita mucho tiempo y energía intentar comprenderte y ¿Para que? Para nada.

Así que bye.



lunes, 17 de junio de 2024

Del cuál, no sé salir

 Voy a ir al grano. Agradezco a mis padres, por primera vez en la vida, que me estén dando el espacio que tanto necesitaba. Qué estén ahí sólo cuando lo necesito... Y es muy puntualmente. Gracias por darme el espacio para pasar todos los ciclos que tengo que pasar. La pena, la frustración, la apatía, la indiferencia, la tristeza, la decepción, la impotencia... Etc., etc...

Estoy pasando por otra etapa de mi vida, no tan dura como las anteriores, pero llena de preocupaciones y culpa. Mucha culpa. De tener grandes ambiciones y planes, y que la mayoría no se lleven a cabo o no vayan al ritmo de mi exigencia. Me preocupa la salud de mi padre, la de mi hija, la de mi marido y la mía. Y el orden me da igual, pero son demandas cosas las que nos están pasando en poco tiempo. Me preocupa mi trabajo en septiembre y de nuevo, mi hija en su nuevo cole. Me preocupa el dinero que es mi cruz en la vida. Mis ataques de ansiedad en Mercadona... Mis ataques de ansiedad ante las facturas. Y aquí tengo que agradecer a una persona tantísimo que no quiere ni que la mencioné que eso la hace grande. Mi ejemplo a seguir... Al que nunca llegaré. Yo no seré jamás como ella. Pero no quiere ni que diga a nadie ni que comente cómo me ayuda o me deja de ayudar. La echaba de menos... Hay amores que deben ser eternos e infinitos. Y para mí lo es. He comprobado que la necesito más de lo que pensaba. 

Tengo cierta incertidumbre sobre mi marido, cómo estará de aquí a una semana, sus preocupaciones que las hago mías en silencio. Le conozco tan bien... Qué conozco sus caras, sus actos, sus preocupaciones... 

Mi padre, con su COVID persistente... Y todas sus complicaciones. Qué cada vez son más.

Y tantas, tantísimas cosas... Qué yo soy de llevarlas yo. Y en silencio, apartada del mundo. Tomando distancia dentro de la frialdad que me caracteriza... Porque todo eso, duele. Te quiebra. Te hace llorar. Te hunde. Y sí, a veces, inconscientemente eres la que tiras del carro secándote las lágrimas y dejando de lado tus objetivos, planes o a ti misma. Y claro que duele. Ellos son mi familia. Por eso, una mano que te diga... Lo que necesites, y te lo haga sentir... Me hace sentir hasta que no soy digna de ello. Qué yo merezco tal ayuda, ni siquiera quejarme. Sentir que me olvido de mí, me entristece mucho y pensar en mí me hace sentir egoísta. 

Y la única solución es la rabieta y llorar. Dando una imagen muy distorsionada de mí, la de una inmadura que se enfada por no ir a la feria. Pero la gente necesitamos hacer pequeñas cosas que nos hagan felices para poder sobrevivir a esta vida que nos toca. Son las cartas con las que debemos jugar. Pero yo soy la que ayuda a ganar a otros, incluso al contrario. Y eso no es ser buena, es ser una idiota en todo su esplendor. 

Llevo años prometiéndome mirar para mí incluso alejándome de todos para que no me influyan pero no soy capaz. Y menos desde que soy madre. Helena es mi mundo, mi vida, mi motor y mi corazón. Y cada vez que no sale algo bien, la culpa me come por dentro. Un círculo vicioso del que no sé salir.



sábado, 15 de junio de 2024

16 de junio de... ¡2024! ¡Feliz Cumpleaños!

 Mañana domingo... Será un día muy, muy especial.

Somos ya cerca de 38 mil personas en Facebook. Y solo tengo palabras de agradecimiento para ti que me estás leyendo. Tras once años. ¡Once! Que llevo tras estas letras, siento que mi sueño está un poquito más cerca. Escribir como todos sabéis me llena, y ojalá pudiera ganarme la vida así, con todos ustedes detrás leyéndome cada día, ya sea a través de Instagram, Facebook o Blogger.

Once años contando mi vida, mis historias, mis altos y sobre todo, mis bajadas. Mis sueños, mis fracasos y errores. En estos años, también he contado con muchos colaboradores, he recopilado escritos admirables de escritos y ejemplos a seguir. Me he dejado llevar por un popurrí de sentimientos.

En estos once años me he hecho mujer. He conocido a muchas personas que me han decepcionado, que me han aportado y que me han quitado, que me han ayudado y me han arrastrado a lo peor. En estos once años he conocido el lado bueno de la vida y el peor. En estos once años... me he casado, he sido madre. He abierto y cerrado etapas. He hecho mi propia historia. Sigo creciendo, sobreviviendo a la vida, jugando mis cartas en cada partida. Y espero seguir contándolo muchos años más.

Una vez más, gracias por estar ahí y ser testigo de esta humilde niña que creció y que sigue soñando tras su ventana.



viernes, 7 de junio de 2024

Soledad elegida

Hoy es un día en los que retienes como puedes las lágrimas. Hacía tiempo que no estaba tan mal de salud y eso que jamás me he recuperado de mis dolores de articulaciones. Arteritis reumatoide degenerativa causada por la celiaquía entre otras cosas...

Me siento más sola que nunca, y es más, quiero estarlo. Quiero llevar todos mis pensamientos en secreto. No quiero comunicarme. Quiero ponerme los cascos, ver una serie, quiero... Necesito descansar

Eso es lo único que me pide el cuerpo, descansar, que frene, que me relaje, me cuide y no piense en nada... Y eso que es junio, seis... Por cierto Belén, muchísimas felicidades. Sé que en algún momento leerás estás letras y el WhatsApp. 

De momento, solo quiero contar hasta aquí. Hoy, sí busco mi soledad. La que siento últimamente demasiadas veces.