lunes, 3 de septiembre de 2018

ESCRIBIR (consideraciones con respecto a la escritura)


Escribir es muchas cosas.

1.

Escribir es salir a pasear por dentro de uno mismo y regresar solo cuando has cazado algo, cuando has comprendido cosas con las que no contabas. Es recorrerse, mirar hacia la vida con el niño y el adulto con los ojos como platos.
Escribir es una manera de abrir suavemente las heridas con las manos para ver qué sucede dentro y a continuación contarlo del mejor modo, con los ojos. Porque los escritores buenos escriben von los ojos para que puedas verlo tú también, para que visites la emoción como quien viaja en Jeep por un safari, de animal en animal, de fiera en fiera, desde detrás del cristal pero inundado de belleza. Así me gustaría escribir a mí, como un guía, con un lápiz hecho de paisajes y una voz limpia contra las sombras.
Escribir es un modo de poner en orden los sentimientos, aunque ponerlos en orden no significa que ni duelan. Escribir no apaga el dolor, solo lo coloca a la vista, lo vuelve más nítido y comprensible.
Escribir es a la vez un modo de apresar el pasado y un modo de soltarlo.
Escribir es un modo de transformar el vacío en redención aunque lo que escribas provoque dolor, porque escribir un poema es siempre ganar una batalla.
Escribir es meter las manos hasta el codo en el diccionario y sacarlas mojadas de palabras dispuestas para ser servidas sobre una página.
Escribir de tal manera que cuando se hable de la lluvia caigan chorros de la hoja, hacerlo de tal forma que al describir una cita sienta un beso aquel que lee.
Escribir para preguntar lo que haga falta y obtener respuestas limpias, como el corte provocado por un folio. Que parezca que es la mano del lector la que lo escribe, el pecho del lector el que lo dicta, los ojos del lector los que traducen.
Escribir y escribirme hasta vaciarme, aunque lo pierda todo, como Borges, que se quedó ciego de tanto frotar sus ojos contra la realidad pero que veía el mundo a través de lo que sus manos escribían.

2.

Se escribe para frenar el tiempo, para acelerar la alegría. Se escribe para unir el dentro con el fuera, lo que te golpea las entrañas con los ojos de quien busca una verdad, de quien busca un poema en que instalarse. Se escribe para contarse por dentro.
Se escribe para que a la palabra le dé tiempo –en su trayecto del cerebro hasta las manos- a irse transformando y ser exacta, para que le dé tiempo a explicarse. Se escribe para saberse decir, para hallar el sentido de las cosas y porque la mano a menudo va más lejos que el pensamiento.
Se escribe para que cada emoción tenga una casa de palabras donde refugiarse, comprenderse y compartirse. Un lugar donde la puedas visitar, hablar con ella.
Se escribe para pasar a limpio lo que sientes, para poner bombillas a las cosas que aún no ves del todo. Se escribe con la fe que ese texto te sorpresa, buscando el oro que te da lo inesperado.
Se escribe para inventar un lugar donde dos se encuentren, no un bar, no un parque sino un sentimiento que ambos hayan transitado, quien escribe y quien lee. Un poema es por tanto un punto de encuentro.
Se escribe para encontrar respuestas y se lee para sentirse menos solo y comprender que hace ya mucho tiempo otros se hicieron las mismas preguntas y encontraron las mismas pocas respuestas. La escritura y la lectura es el lugar a donde acudimos a encontrarnos en las palabras propias o ajenas. Un poema es por tanto una forma de buscarse para el que escribe y una forma de encontrarse para el que lee.
Y en el fondo, qué más da todo esto que ahora cuento. Se escribe y punto.

Marwan



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