lunes, 16 de noviembre de 2020

Al final el problema no era yo

 Hay personas que tardan años en darse cuenta de lo que uno vale. Es irónico, porque pese a que nos pasamos toda la vida esperando encontrar a alguien que nos quiera, cuando nos lo ponen fácil no lo valoramos por parecer insuficientes. Y así nos pasó. Yo estaba ahí para ti, para lo que necesitases cuando lo necesitases. Te quería. Me hacían feliz cosas tan estúpidas como conseguir que sonrieras o que contases conmigo el primero cada vez que tenías un problema. Te quería tanto, que nunca me di cuenta que cuando te ofrecía mi mano. No lo hacías a propósito -o eso quiero seguir pensando a día de hoy-, pero lo hacías.

Siempre pensé que algún día te darías cuenta de que no podría haber otro chico que tuviera tantas ganas de quererte como yo. Que tarde o temprano vendrías a mí y me pedirías perdón por no haber venido antes, mientras yo te abrazaría fuerte y te diría que no pasa nada. Estaba completamente seguro de que eso tendría que funcionar. Pero no, no funcionó. Contigo pensé entonces que había aprendido cómo funcionaba el amor, que no podía seguir dando tanto sin recibir algo antes. Que no podía intentar enamorar a alguien siento bueno, cariñoso y atento.

Han pasado ya varios años y, aunque he tardado mucho tiempo, al final creo que he aprendido cómo funciona el amor realmente.

El problema no era yo, ni que estuviese siempre ahí, para ti, tratando de enamorarte siendo tal y como soy. El problema fuiste tú, que no parabas de quejarte de que nadie te trataba bien, y fuiste tan gilipollas que dejaste escapar a la única persona que sí lo hacía.



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