Escribo esto con miedo a no conseguir plasmar todo lo que siento. Es un poco como lo que me pasa contigo. Te digo trescientas veces al día que te quiero porque es una expresión que se me queda corta, o más bien, es una expresión que todos, sin medir su importancia, regalan a cualquiera. Es por ello por lo que al decírtela la percibo como devaluada. Porque cuando te lo digo a ti, pretendo darte a entender que el punto que marca el antes y el después en mi vida, eres tú. Te quiero, varias veces más de la dimensión que abarca esas palabras.
Creo que el amor son dos personas que se dan la mano sin apretar demasiado, confiando en que no se van a soltar el uno al otro. Por eso es tan difícil que funcione, porque a veces uno siente la necesidad de apretar por los dos, o el otro se siente demasiado apretado y por ello no puede irse. Ausencia de equilibrio que desemboca en destrozo y destrozados. Suerte que en el nosotros en el que ahora vivimos, sí percibo ese cincuenta y cincuenta. Por eso, contigo, nunca tengo dudas.
Y aunque ya lo sabes, me gustaría decirte nuevamente que yo nunca voy a ponerte condición o voy a apretar demasiado. Me enamoré de ti cuando eras libre, y libre te quiero. Únicamente, mientras quieras y mientras quiera, voy a dedicarme a quemar meses contigo. Si la cosa funciona, a coleccionar años. Y si esto es definitivo, a gastar el resto de tiempo de vida que me queda, a tu lado, invirtiendo en nuestro nosotros lo más valioso que poseo.
Lo que quiero trasmitirte, lo que quiero expresarte, se puede resumir en un: Ojalá funcione.
Porque como ambos leímos en aquel libro de Albert Espinosa:
"Puedo vivir sin ti, pero no quiero".
Te quiero.
*(mucho más de lo que expresan esas palabras)
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