Realmente yo no sabía dar respuesta a esta pregunta hasta que te conocí. Supongo que estaba subido en el tren equivocado, y en él no me lo explicaron como tú. Nada grave ya, sólo errores que todos hemos cometido alguna vez. Y menos mal que subiste para sacarme de ese tren, porque estaba destinado a descarrilar conmigo dentro desde el momento en el que me subí.
El caso es que comenzaste a enseñarme que era eso de ser feliz con pequeños detalles, con risas y momentos sencillos, pero nuestros. Yo más que gusto le fui cogiendo vicio a eso que experimentaba contigo; "eso que sientes es ser feliz", me decías. Y adicto a ti, fueron pasando los meses.
Aprendí que ser feliz no está ligado a que sea fácil. Porque en lo fácil no se puede saber si está lo duradero. Y llegaron los kilómetros, las ausencias y la ansiedad por esa droga de ser feliz que tú me das. Y aunque fueron meses duros en los que la mayor caricia que nos dábamos era un "buenas noches" por WhatsApp, sobrevivimos.
Hoy estamos juntos. Drogados por lo que sentimos el uno por el otro. Y tras los errores, lo fácil y lo difícil, por fin puedo responder qué es ser feliz. Ser feliz es estar contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.