sábado, 8 de mayo de 2021

Palabras a un poeta

 No engañes a quien te lea, no lo lleves donde quieran tus palabras. Llévalos a la verdad.

No les digas que la intensidad lo es todo, porque prescindirán del resto, posiblemente de lo más importante, lo que queda cuando toca encontrar un motivo de verdad para estar juntos, el amor sin aditivos.

No les vendas tus poemas incendiados como el culmen de la vida, no les quites la esperanza de un después.

Cuando reina la pasión todo es sencillo. No los empujes hacia un párrafo donde solo valga arder, donde las bellas palabras de quien lleva media vida junto a otra persona valgan menos que tres versos borrachos, llenos de promesas que tres versos borrachos, llenos de promesas que no serán cumplidas cuando se apaguen las brasas.

El amor es otra cosa. Procura aprenderlo, procura probarlo. No es solo morder, es otra cosa.

No es solo quemarse en tu sexo, es otra cosa. No es el incendio, ni reventar cuando la miras, ni la colisión de tu soledad contra la suya, ni apostarlo todo a una jugada, ni un momento de insensatez, ni pasear por el abismo, ni pasión o nada, ni vaciarse tan de golpe.

El amor no es eso. Apréndelo, búscalo después de la pasión, búscalo  más tarde en la persona que te ha ofrecido lo anterior. Búscalo más tarde, cuando comiencen a manifestarse sus defectos. Entonces entenderás que el amor es la capacidad de hallar belleza en la imperfección. búscalo ahí y entonces podrás contarlo.

Mientras tanto te entiendo, aún no lo has vivido de este modo, y no vas a escribirlo de momento, pero lo cierto es que mientras no cruces la línea de la pasión y roces con tus dedos el tiempo que lo sigue, podrás saber lo que es estar enamorado, conocerás el delirio y la bendita pasión que nos incendia, pero aun no sabrás ni de lejos qué es el amor.



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