jueves, 30 de junio de 2022

Soy culpable de lo que escribo, no de lo que entiendes

 ¿Habéis escuchado la nueva canción de Natos y Waor? El título de este post es de esa canción, y oye, me ha gustado, aquí al final, cada uno interpreta mis letras como mejor le vienen en su beneficio. He pensado en subir algún vídeo para que escuchéis mi entonación a la hora de narrar sucesos o emociones, para que no se malinterprete nada, pero la verdad es que tengo una voz horrible. No soy de las personas que se escucha sus propios audios (hay pocas, pero las hay, mi marido es uno de ellos. Nunca entenderé eso con lo desagradable que es. También hago un inciso, lo primero que me llamó de Javi la atención fue su voz, un audio... ahí lo dejo).

Hoy vengo a hablaros de Javi. Y de mí, claro. Más de mí respecto a él. Hemos pasado por una racha mala no, lo siguiente. Principalmente porque, como he contado en varias ocasiones, yo no estoy bien, y la gente, toda, me molesta. Tiendo a la soledad siempre. Me gusta, me relaja, es mi pena y dolor unidas, y me gusta llevarlo sola. Eso no es nada nuevo, porque os lo he contado muchas veces. 

He hablado con una psicóloga que sigue mi blog. Esto es una exclusiva que nadie sabe. NADIE. Y más las conversaciones de Sonia, he seguido los consejos a pies juntillas. Sí, quiero estar sola. A ratos, cuando lo necesite. Es más, lo necesito muchas veces. Pero todos tenemos a algo, alguien al que volver que llamamos hogar, salvavidas, punto de encuentro... cómo sea. Y es Javi. Me he imaginado... En una noche que sucedió algo, que obviamente, se quedará para nosotros, mi vida sin él. ¿Me costaría estar sin él? Sí. ¿Le necesito? No. Las cosas como son. No es necesidad hacía él. Es calma. Él está y por mucho que vayan las cosas mal, incluso con él, es como mi clavo ardiendo en el infierno. Eso que te sujeta, que te mantiene viva, que te ayuda a seguir. Que incluso, inconscientemente, te empuja a construir el futuro planeado. Sientes el vacío bajo tus pies, y la frialdad en todo tu ser. Pero sabes que tienes a alguien. No sé cómo explicarlo. Por mucho que nos guste la soledad... Tendemos a querer estar con alguien. Eso me recuerda a mi amigo Dani cuando decía que era un lobo solitario y ha acabado cazado por una Caperucita. 

Sonia y la psicóloga de Instagram, me dieron el mismo consejo. Siete días, desde esa noche... Siendo espectadora de tu vida. Como si vieras Gran Hermano. Calla y observa, no dirijas a nadie, no pidas nada a nadie. Lo que sale, sale y lo que no, también es una respuesta a tus preguntas. He esperado... Siete días, en silencio. Las cosas han mejorado pero no sé si por mi silencio y mi actitud de echar un paso atrás convirtiéndome en una especie de sumisa. Lo que sí he comprobado es que la mejor elección que he hecho en la vida es Javi. Es dejado, mucho. Está cansado siempre, sí. Dedica más tiempo del necesario a su móvil, también. Sé los defectos de mi marido, es más, se los digo (hay cosas, que lo siento mucho, no puedo callarme. Una cosa es bajar el ritmo y otra, cambiar como soy). Pero siempre acabaría eligiéndole. Mi perra y él son mi vida. Mi bebé también, pero es que ese bebé no estaría en camino si no hubiese sido Javi el padre. Javi es el origen de todas mis decisiones. Es el origen de lo que soy, de lo que me he convertido. No es que haya cambiado, es que ahora, antes de saltar al vacío, le miro de reojo. 

Él también sabe cómo soy, y realmente no sé su opinión, porque ni lo hemos hablado, ni le he preguntado, y él tampoco es que sea abierto en cuestión de sentimientos. No sé qué piensa. Y, a veces, hablar demasiado, también cansa. Me baso en hechos, porque las palabras se las lleva el viento. Luego, depende del día, Javi te puede responder una cosa u otra... Si no le apetece hablar o discutir, te va a decir lo que quieres escuchar o va a ser super escueto en sus respuestas. Y esas respuestas para mí, no son válidas.

Sigo pensando en todo lo que me ha explicado la psicóloga, enfocando mi situación actual a la relación con mi marido. Es duro lo que llevo encima. Es duro ir a la matrona y acabar en urgencias, de nuevo. Urgencias del dentista, ¡es lo último! Por infecciones que voy cogiendo derivadas de la neumonía. Es difícil estar siempre mal, encontrarte decaída, sin fuerzas, con dolores en todo el cuerpo, ahogándome en cada paso que doy. Es duro estar mal y tener que estar bien para los demás. "Sé egoísta". Es la respuesta a todo. A veces me sale, otras no. Porque yo soy de salir, de entrar, de vivir, de comerme el mundo, de viajar, de solucionar veinte problemas a la vez. Es lo que llevo haciendo toda mi vida. Y ahora me han puesto un freno. Es duro. Hay que vivirlo para entenderme al cien por cien. Y sé que eso pasa factura con los que te rodean. Soy consciente de ello. 

Pero también pido empatía por todas las partes, incluso mimos. Sentirme querida cuando me vea en la versión ballena en la que me estoy convirtiendo. Cuando no me guste lo que vea, o lo que sienta. Y esa empatía se traduce en detalles, pero no económicos. Se traduce, en que mi madre me hace la compra y me trae el pan, que mi padre me ayude a hacer la casa, que mi abuela me dé de todo para que no tenga que hacer nada... Se traduce en amor, y descanso. Eso no tiene precio. Al igual que el amor y el cariño, totalmente sano que siento por mi marido.

También me lleva por el camino de la amargura todas las pesadillas que estoy teniendo, de las cuáles, recuerdo todas con claridad. Es el mismo tema siempre, mis allegados, mis personas de alrededor, me dejan... mueren, se van, se despiden... Se van. Supongo que es un trauma que me dejó cierta persona y que en épocas bajas, vuelve a salir. Como las calenturas, herpes y demás... 

Bueno, os dejo que voy a ir a por Javi. Así salgo, me aireo y cojo aire.



sábado, 25 de junio de 2022

Cuántos saludos se han quedado en el aire

 Cuántos saludos se han quedado en el aire. Cuántos besos no se han dado. Y cuántos ‘te quiero’ se han quedado en la punta de la lengua sin decir. Cuántos “no me pasa nada” tenían tanto que contar. Y cuántos abrazos se han contenido las ganas. Cuántos “a ver si nos vemos” no han llegado a verse nunca. Y cuántas cosas hemos dejado para mañana sin saber que el día era hoy. Cuántas promesas rotas. Cuántas excusas que lo que les faltaba era un poco de atrevimiento. Y cuántos miedos han frenado tantas cosas bonitas. Cuántos sueños quedaron en la cama. Cuántas veces quisimos rendirnos. Y cuánto tiempo habremos perdido en ser lo que no quisimos ser. 



Nunca estamos preparados

 Nunca estamos preparados. Nadie nos prepara para la muerte. Para decir adiós. Para despedirnos de las personas que queremos. 

Qué difícil es hacerlo. Qué difícil es dejar de ver a quien querríamos ver todos los días. A quien querríamos abrazar un ratito sí y otro también. Qué difícil es dejar momentos atrás, guardados en un cajón, para que no se escapen jamás. Porque ya no podremos crear otros. Qué difícil es dejar de escuchar el sonido de su risa. Su manera de contar las cosas. O simplemente, qué difícil es no encontrarle al lado. Qué difícil es quedarnos con lo vivido, y ya está. Con el recuerdo. Qué difícil es tener que llenarnos de fuerza para continuar. Sin un trocito de nuestro corazón. Un trocito que nadie ocupará jamás. 

Qué difícil es perder. Perderles. Pero qué bonito es mirar al cielo, y saber que nos acompañan desde allí arriba.



De diez

 -¿Crees que la gente es mala por naturaleza?

- No, simplemente donde tú ves un diez, yo veo un cero.

- No entiendo a qué te refieres.

- Sí, verás. Cuando tú conoces a una persona partes de la base de que es un diez y poco a poco te va decepcionando hasta que piensas que es un cero. 

Yo, por mi parte, cuando conozco a una persona la veo como un cero, que tendrá que demostrarme, si quiere, que puede ser un diez.

Por eso, no te fíes de nadie, siempre es mejor llevarse sorpresas a desilusiones.



Y al final todo se arregla

“Y al final todo se arregla. Quien estaba en tu vida de paso, se fue. Quien no te convenía, no entró. Quien te hizo llorar, te hizo aprender. Y quien de verdad merecía la pena aquí está.

Muchos nombres acaban de pasar por tu cabeza, los cuales, tú sola, has sabido dónde colocar.

Recuerda, esta es una historia que cada día se repite. Toda persona que pasa por tu vida, elige su propio lugar. Tendrás mil decepciones, pero también te darán dos mil alegrías. Date tiempo. Pon a prueba tus miedos, apura los días, observa los hechos y, ante la duda, ellos mismos te dirán dónde van.” 



Cuando veas a alguien mal

 Cuando veas a alguien mal:

- Nunca, pero nunca, le digas que no pasa nada.

- Abrázale. No te imaginas cuánto lo necesita, y lo que le sana un abrazo.

- Hazle sentir que estás ahí.

- Quédate a su lado en silencio cuando no quiera/pueda hablar.

- Anímale. Hazle reír. Distráele. Tener la mente despejada siempre ayuda.

- “Eso son tonterías”, es lo peor que puedes decirle. Nunca sabrás cuánto le influye a alguien eso que para ti no tiene importancia. 

- Empújale hacia adelante. Y no dejes que mire hacia atrás.

- Mide las palabras. A veces eso es un rollo, pero créeme, cuando alguien está roto, lo más insignificante puede desanimarle.

- Ayúdale todo lo que puedas. Y cuídale.

- No dejes que se rinda. Sin embargo, déjale llorar todo lo que necesite.

- Si se rompe, tan solo quédate hasta que se recomponga.

No tenemos la receta secreta para que alguien que esté mal deje de estarlo. Pero existen muchas maneras de hacerle ese camino un poco más ameno. 



Larga vida a quien saca tiempo

 Larga vida a quien saca tiempo. A quien hace un hueco en su agenda apretada, cambiando planes, turnos, o lo que haga falta, para estar. Aunque sea un ratito. Larga vida a los momentos que nos recargan las pilas, la energía. Los que se vuelven inolvidables. Larga vida a los ataques de risa, a las lágrimas de emoción, a la sensación de sentirte vivo. Al dolor en los pies de tanto bailar, y a la ronquera de tanto cantar. Larga vida a darlo todo. Y a los ‘sí’ a todo eso que nos hace feliz. Larga vida a las que sanan, las que cuidan, las que te quieren. Las que marcan la diferencia y te hacen sentirte totalmente una afortunada. Larga vida a los abrazos, a los detalles bonitos, y a la felicidad en estado puro. A las anécdotas que jamás se olvidarán, y a todos esos momentos, recuerdos, que se guardan en un cajón para verlos siempre que haga falta. Larga vida a la desconexión, a esos días que te salvan y te curan. Te curan de verdad. Larga vida a la vida. Y a vivirla con quien te la da. 



No somos de móviles

 Y no, no lo somos. Odiamos con todas nuestras fuerzas ese artilugio que te mantiene atado al deseo de los demás. Nos gusta la soledad, la independencia y no estar pendientes de las vidas ajenas. Esa soy yo, y esa es Sonia.

Ayer, estuve más de cuatro horas al teléfono. ¡Más de cuatro horas! Sí, y no nos gustan, lo repito. Pero lo necesitábamos. Hablar con ella es terapia. Es que te coja y te diga las cuatro cosas que no te gustan y después... te diga, "es por ti, porque tú eres lo primero". Es esa persona que te busca para que te des cuenta de que tu vida es solo tuya y lo demás, son complementos que puedes llevar o no. Que todo lo que nos rodea son decisiones que podemos tomar. Si algo en la vida no nos gusta, no estamos bien, no nos conviene o no nos apetece, ¡corta! 

Es de las mías, al decir que mande a la mierda a todo el que entorpezca mi camino. Sonia, habla... aquello que todos pensamos y que no nos atrevemos a decir porque es políticamente incorrecto. Todos, sin excepción, tenemos un punto egoísta. Todos buscamos nuestra manera de estar bien, de estar a gusto, de hacer lo que queremos y lo que nos apetece. Pero... la mayoría de las veces, choca con la sociedad, o con la persona que tenemos al lado o con las familias, y nos toca comernos cosas que no queremos. Pero hay días... ¡y qué días! Que no. Que no nos comemos nada. ¿Por qué tenemos que pasar por el aro de otro? 

Somos seres vivos sociales, necesitamos de otros. Pero no para el día a día. Cada uno tiene sus gustos, su forma de divertirse o entretenerse. No sé, nosotras somos personas solitarias que con nosotras mismas estamos bien. Por eso no hablamos a diario, no nos molestamos con llamadas, no somos intensas pero ambas, sabemos que estamos ahí para una tarde llena de confesiones, de palabras, de broncas, de consejos, de risas, de quitarnos mochilas pesadas... de soltar... Al final, ella es mi testigo y no solo de bodas, sino de mi vida. Ella es alguien que siempre está ahí, que va conmigo hasta el infinito y más allá, en un segundo plano. Donde nos dejamos esa individualidad que tanto nos gusta.

Me recordó quién era. De dónde he salido. La fuerza que tengo perdida y que tengo que volver a encontrar. Me recordó que quien me corta las alas y no me hace feliz, lo descarte, por mí. Porque al final la que está viviendo mi vida, soy yo. Sí, Sonia, somos egoístas, está mal decirlo, peor demostrarlo, pero no engañamos a nadie. Es mi momento. De sanar, de curar heridas, de curarme mentalmente, de mirar por mí y dejar de lado a todo el que opina o quiere entrometerse.. Hacer oídos sordos a todo el mundo. Sonia, me ha puesto las alas para que empiece a volar, y me ha dado el empujón necesario para que entrene de nuevo, para saber quién soy... otra vez. 

"¡Siete días! Siete días tuyos...". Ese ha sido el acuerdo con ella. "No discutas, observa tu vida, hacia donde va, pasa de todo y de todos. Dedícate a ti. Incluso, si es necesario, vete al pueblo y no te cargues con obligaciones de otro. Somos autosuficientes y tú, la persona más fuerte que conozco. Eres capaz de salir de todo. Siete días en plan contemplativa. Analiza todo lo que veas que no te gusta. Dilo... o no. Y toma decisiones. ¿No te gusta tu vida? ¿Te gusta? ¿Necesitas cambios? ¿Qué te falta? ¡Cámbialo! Tú siempre serás la primera, incluso por delante de ese bebé que aún no ha nacido". 

Estas palabras debería decírtelas alguien siempre. Siempre que olvides quién eres. Siempre que te descuides para entregarte a los demás dejándote a un lado. Los demás, insisto, son complementos a los que no podrás dedicarte en cuerpo y alma si estás mal. Hay que buscar las maneras de volver a estar bien, incluso en medio de la fiebre que ha vuelto de nuevo, incluso en medio de problemas económicos, familiares o de pareja. Hay que tirar de uno mismo, solo, para ser fuerte, evolucionar y darte cuenta que eres lo más grande que tienes.

Hablando las dos, vimos o nos dimos cuenta de las dudas que tenemos hacia qué camino escoger. Del miedo a fallar, a equivocarnos y me di cuenta, de que nuestro mayor temor es que nos mientan. La traición. Preferimos estar solas que traicionadas, rodeadas de personas que pueden estar tomándote el pelo. Cuando empiezas a filosofear, a unir cabos, a unir puntos, a recordar... salen dudas, inseguridades y tus mayores miedos... Eso, te hace replantearte tantas y tantas cosas, que así pasó, el tiempo voló y se nos fue de las manos. El..."¿qué tal estás de la fiebre?" se convirtió en un análisis exhaustivo de nuestras vidas. Necesario, muy necesario por otra parte. Una visión de fuera, a veces te abre los ojos, y aquello que temías verbalizar... se te escapa. Además, en confianza, como ya os digo lo políticamente incorrecto, también se habla. ¡Y qué gusto poder hacerlo sin una persona/juez que te esté juzgando! Al otro lado, simplemente, hay una amiga.




miércoles, 22 de junio de 2022

Comidas familiares

 ¿Sabéis lo que consigue la gente que opina demasiado? Que no se les cuente nada. Y la gente que habla de más, lo mismo. 

Esta semana fui al médico de obstetricia. El tocólogo de toda la vida, vaya. Seiscientos gramos en un mes he cogido. El bebé está bien, tenía un latido asombroso. Podría ser una pieza de música perfectamente. No cojo peso. Podría ser de la neumonía, de los continuos vómitos o simplemente de los problemas que atormentan mi mente, de las noches de pesadillas, de los largos días de llorar en silencio. Podrían ser un montón de cosas. Pero con un niño o niña tan grande, sobre todo en el tercer trimestre, tiene que coger peso. Así que, la futura mamá ha de dejarse de tonterías y ponerse a comer.

No puedo. Por más que lo intento... no puedo. La comida la empiezo a relacionar con encontrarme mal, con vómitos, con tos... Y si ya me miro al espejo... Que asco me doy. La verdad, es que en las últimas semanas, vuelvo a entrar en ropa que ya había descartado para los siguientes meses, y lo único que me engorda es la tripa, que empieza a molestarme por las noches.

Bueno, pues lo que os contaba. Tengo a mi madre detrás cebándome cual cerdo preparado para la cena de Navidad. Todos sabemos los problemas que tengo con la comida, además de ser celiaca, intolerante, etc... más problemas. No he pedido opinión a nadie. No he preguntado nada. Por tanto, no quiero opiniones que no son pedidas. Y por supuesto, he acordado con Javi, que a partir de ahora, las cosas que nos digan lo médicos, incluido el sexo del bebé, se quedará para nosotros. Toda información, se quedará en casa. 

Así nadie cuenta nada, nadie opina nada y nadie tendrá la oportunidad de meterse en aquello que ni le va ni le viene. Padres somos dos. Los demás son todos ajenos, es más, quiero que lo sean de alguna manera. Ojalá estuviera rodeada de gente como mi padre, que escucha, mira y calla. Solo habla si se le pregunta (hablando de este tema, porque en otros... también se mete. Dos que duermen en el mismo colchón...).

Es horrible la sensación de estar acabada, de estar hundida y que vengan y te intenten rematar. Es una saturación que no tiene límites. Estoy tan cansada de todo el mundo. De todos, ya no tengo ni fuerza ni ganas de contestar a nadie. Parezco exagerada, pero quien me conoce, y conoce a mi entorno, lo entiende. Hasta amigos de Javi, han empezado a empatizar conmigo. Cualquiera que se siente a escucharme, reconoce y entiende que esté así. ¿Cómo sobrevivo? No tengo respuesta a esta pregunta. No hablar, de decir nada, aunque sea por cansancio, también pasa factura. Todo lo que se queda dentro, se enquista, y acaba saliendo como lava. 

La solución momentánea a todo esto me la ha dado Instagram: restringir.



domingo, 19 de junio de 2022

Sonia

 Siempre me cuesta escribir sobre ti, porque tengo demasiadas cosas que decirte y la mayoría quiero que se queden para nosotras.

Ahora, más que nunca, quiero darte las gracias por ser mi 112, mi llamada de emergencia, mi salvavidas, mi amiga, mi familia. Decirte que no lo estoy pasando nada bien, bueno, es darte información que ya conoces... Pero que lloro como un bebé con tus últimos mensajes, ¡eso no lo sabías, eh!

Insisto en que no son las hormonas. Insisto en que me siento en tierra de nadie. En la sensación de estar ahogándome (a veces, literal) y que nadie puede salvarme. Se me presenta un futuro muy incierto. Los cambios no los llevo bien. Me siento pequeña, sola, triste, hundida, temerosa, cansada. 

Me conoces bien. Creo que eres la que mejor me conoce, y aún así, me quieres igual Soy de salir, de beberme la vida, de conocer cosas, de crecer, de ambiciones, de estudiar, de ser más y más grande, de mis amigos, soy muy de mi vida, y ahora no... Los momento malos, se amontonan, las malas noticias también, las inseguridades y esta vez no logro ver la luz. Tú dices que siempre he salido adelante, y sola. Tienes más confianza en mí que yo misma, y es que me he perdido entre tantas cosas malas. Ha ido sobreviviendo, y sobrevivir no es vivir. He ido malviviendo durante muchísimos años. Y la vida, a veces, deja de merecer la pena.

Sé que no te gusta verme así, a mí tampoco, créeme. Pero ahora mismo no consigo ver nada claro. La gente se pierde y se encuentra, pero yo he dejado de buscarme. Estoy cansada. Mucho.

Por eso, te escribo. Quiero que sepas que eres de las mejores personas que conozco. Por estar siempre ahí, y nunca, jamás, juzgarme. Nunca ha habido un insulto contra mí. Nunca una desconfianza. Todo lo que he recibido, y a día de hoy, recibo de ti, es bueno. Me has dicho las cosas de manera clara, me has dejado hablar y tú me has hecho ver, con tu forma de ser, que la solución siempre es pensar con la cabeza y no con el corazón. Pero mi cabeza me abandonó y mi corazón se rompió. No queda nada de lo que era.

El mensaje más bonito que he recibido es de el de "hagas lo que hagas, yo estaré contigo apoyándote". Creo que es el mensaje que todos esperamos de alguien: de un amigo, de tu pareja, de tu familia. Y lo más curioso es que son palabras, que suelen decir que se las lleva el viento, pero contigo no. Incluso, a través de una pantalla de móvil, me las haces llegar muy cerca. Y algo te reconforta. Pero es que me siento una carga para todos. De verdad que sí. No sé cómo saldré de esta, pero estaré siempre agradecida de tenerte a mi lado. Es el mayor regalo que se puede tener, gente que te quiere tan cerca. 

Y yo a ti te quiero millones.



sábado, 18 de junio de 2022

Romper

 ¿Conocéis la sensación de que algo se rompe dentro y duele, duele mucho... Tanto que no te deja respirar? Romperte, duele. Resquebrajarte, duele. Y yo que pensaba que no me quedaban lágrimas y era la hija del hielo. He tenido una sensación horrible, pero es la única que sientes cuando tu corazón se parte en pedazos... otra vez. Y es la sensación en la que te sientes pequeña ante un mundo tan grande. Muy pequeña, frágil, diminuta y poco cosa. Una sensación en la que no sirves para nada. Porque los problemas te han comido... ¿y qué haces? Llorar. Solo eso. Como un bebé. No haces más. Se supone que tienes años, experiencias, capítulos, pero lloras... como si no lo hubieras hecho antes. Pero no notas mejoría, sino que duele más, y no se pasa, empeoras y no puedes dejar de llorar hasta que el sueño te pilla desprevenida y es el único que sabe consalarte.

Después te levantas, pero sigues rota, te cuesta encontrarte. Y como alguna vez he dicho, lo que se piensa en frío da miedo. Y cuando alguien ha intentado ya algo, sin miedo, no tiene problemas en volverlo a hacer. Cuando las soluciones no llaman a la puerta, cuando no ves ninguna luz y la oscuridad es la que te acuna. Las decisiones toman la palabra... Y yo... Esta vez me dejo llevar.



viernes, 17 de junio de 2022

Voy a abrir un pequeño debate

 Por si se ha podido mal entender mi último post. Mi marido es el hombre de mi vida y con el que he dado pasos que nunca he dado con nadie más, punto uno. Pero el valenciano, a pesar de haber estado muchos años juntos, vimos que nos llevamos mucho mejor de amigos que de pareja. Simplemente, el amor no fue suficiente.

Le considero un amigo de los de "para siempre", de los que sé que están y estarán. Es cierto, que ni hablamos todos los días, ni quedamos, ni nada más allá, ¡qué va! Aquí viene el debate. Nuestra amistad es mejor así, al menos para nosotros. ¿Creéis que dos personas con un pasado juntos pueden ser amigos como si nada? Como empezar de cero, ¿me explico? Quedando, haciendo planes, conociendo incluso a las parejas del otro... En mi opinión y según mi experiencia, no.

Y además lo tengo claro. Siempre que he quedado con el valenciano, mucho antes de conocer a Javi, ha sido raro, nostálgico incluso y algo incómodo. Podemos estar en un mismo sitio pero no deja de parecerme... extraño. No termino de estar cómoda. Como si todo lo que hiciera o dijera tuviera que pensarlo varias veces para que no se malinterpretara. 

Obvio que este debate es absurdo si con tu ex te llevas a matar y solo le deseas que le pille un camión de la basura. Eso está claro. Porque... aunque pase el tiempo, y el dolor ya no duela tanto, esa persona ha dejado de caerte bien, es como un manchón en tu vida que es inevitable, que ya no se borra, y eso a veces... también tiende a cabrearnos con nosotros mismos... "¿Qué estaba pensando yo para salir con semejante ser?". Seguramente todos hemos pensado eso de alguien. Y no, por supuesto que no te acercarías si no es a escupirle en la cara. O ni eso, desperdiciar esa baba con él o ella, tampoco me convence, hay muchas maneras de emplear esa baba mejor... ya me entendéis. 

Bueno, os abro debate, los ex, ¿pueden ser amigos o cuanto más corra el aire mejor? Ahí lo dejo.



¡Nueve años!

Sí. Nueve años escribiendo para vosotros sobre mi vida. Buscando los textos que me han tocado el corazón y el alma. Descubriendo pequeños y grandes autores. Expresando, gritando, inventando, desahogando... Y vosotros al otro lado de la pantalla siempre. No se puede explicar con palabras lo que se siente. Es... increíble. Y más cuando me llenáis de comentarios contándome vuestras historias que son similares, más interesantes, más emocionantes que las mías... Pidiendo opinión a una desconocida que no es nadie, que solo tiene un blog con el que suelta cargas y bombas, mochilas y maletas pesadas.

Como siempre, gracias a los más de 11 mil seguidores que tengo en Facebook, a los que no os perdéis ninguna entrada de "Desde mi ventana". A mis amigos, a los que son, a los que fueron, a los que salieron por aquí alguna vez... Porque gracias a ellos, la magia de mi blog sigue llegando más y más lejos y todos sois piezas de este puzzle. Al creador originario de esta locura, al famoso valenciano, porque siempre creíste en mí, sigues creyendo y ahora te toca a ti cumplir tus sueños. No dejes de volar...

Nueve años de historias de cambios. ¡Me casé! Y voy a ser mamá. Muchos y muchas me estáis comentando que si Javi no se anima a escribir alguna vez. Pues quién sabe... Quizás, o quizás no. Y deciros que voy a seguir al pie del cañón espero que muchos años más, con nueva faceta de "mami" pero siempre siendo yo. Evolucionando, cambiando y creciendo.

Y para terminar, por favor, las mayorías de las historias que me llegan, y las mías propias están condicionadas por el "qué dirán" de una madre, familia, amigos, tíos, hijos, compañeros... ¿Un consejo? Que les den por culo a todos. Ser felices, la vida es una y ya es bastante dura. Ser vosotros mismos con vuestros errores y aciertos, pero siempre marcando vuestro camino, el vuestro y no el que quieren que sigáis. Porque mirar, cada vez me doy más cuenta de lo solos que estamos, que siempre hay un momento de nuestra vida en el que nos sentimos incomprendidos o poco aceptados en el círculo que nos movemos, y es que es así. Vinimos solos y nos iremos solos, quereros, sacaros adelante, haceros felices y crecer... No para nadie, no por nadie. Solo por vosotros.

De nuevo, once mil gracias por estar ahí un año más... ¡A por otros nueve años!



Espero no equivocarme

 Ahora ya nadie quiere responsabilidades. Ahora a la primera de cambio cualquier cosa es buena para tirar la toalla. Para decirle adiós a alguien. Y oye, si te he visto, no me acuerdo. Ahora ponemos el freno de mano porque vaya a ser que nos enamoremos y tengamos que cuidar de verdad a alguien. Y entonces ya no podamos vivir la vida a nuestra manera, sin tener que compartirla. Qué poco entienden del amor… Ahora todo cuesta más, y hasta tener una conversación decente con alguien se vuelve difícil. Que si no te contesto para hacerme el duro, que si hoy te dejo en visto, que si me conecto pero ahí te tengo… Ay, con lo corta que es la vida. Ahora te hablo mucho y mañana ni te conozco. Y me tiro un mes sin saber de ti. Hasta que un día, de repente, me vuelvan las ganas. Si eso. Ahora es más no que sí. Es no arriesgar. Es pensar demasiado. Es “no es el momento”. ¿Cuándo el amor pidió permiso?. Nunca. No dejemos que lo haga ahora.

La vida es demasiado corta y el amor demasiado bonito como para dejarlo escapar. Confío en que aún queda gente ahí fuera con ganas de enamorarse, de cuidar al de al lado y de darlo todo por amor.

Y espero no equivocarme.

#unrinconmaravilloso



miércoles, 15 de junio de 2022

¡Son las hormonas!

¿En serio? ¿Las hormas? ¡Qué originales sois! Al próximo que me diga eso le dejo sin dientes.

Hay más cosas en la vida que te hacen estar de mal humor. No hay nada más machista que decir, "¿tienes la regla?". No, simplemente que a veces pensamos más de lo que deberíamos. Primero, nunca he aguantado el calor. Para mí 20º es estar en pleno Sahara. ¿Y qué solía hacer? Huir al pueblo. Este año se ha adelantado el calor y mi huida, retrasado. Ahora mismo debería estar tomando el sol, viviendo en bikini y viendo como las cerezas engordan. Pero lo único que engorda aquí es mi tripa. 

Todos sabéis de mis problemas con la alimentación, el ejercicio, el mantenerme siempre en forma, no delgada, pero sí en forma. Me he agarrado a la talla 38 como a un clavo ardiendo, y ahora mismo, por más que me muevo (que tendría que estar en reposo) solo engordo. Y diréis... "pero es que estás embarazada". Sí, y sé cómo va, sé que esta tripa no estará de vuelta hasta dentro de unos meses, pero no puedo evitar mirarme al espejo y sentir ese rechazo que siempre he tenido cuando he visto algún kilo de más.

Algo que me está dificultando mis rutinas de ejercicio es la neumonía. Cada semana que el médico de familia me ve, me envía a urgencias sin oxígeno en sangre y por respirar como Darth Vader. ¡Estoy harta de no poder respirar! De hablar y estar tosiendo porque ni siquiera puedo mantener una conversación y de estar escuchando: "Paracetamol y reposo". La última vez en urgencias me narraron una larga lista de medicamentos que debería tomar para curarme en poco más de quince días... Codeína, Urbason, Ibuprofenos, aerosoles varios, antihistamínicos, etc. Todos incompatibles con el embarazo. Así que la doctora, volvió a decirme... "Acostúmbrate a toser que vas a estar nueve meses haciéndolo". La ginecóloga estuvo mirándome la tripa, tengo lesiones en las costillas de llevar más de un mes tosiendo como si mi vida fuera en ello. Lo que me impide dormir, tumbarme, sentarme, reírme... Lo que me mantiene con dolores insoportables todo el día.

Mi embarazo era de diez. Cero síntomas. Ahora, en pleno segundo trimestre soy un nido de nauseas, posiblemente provocadas por la tos, pero el malestar que genera, concretamente en las costillas, me tiene medio muerta. ¿He nombrado al calor? ¿El dolor insoportable del pecho? ¡Ah! Y tensión súper alta provocada posiblemente por la neumonía... Y si a eso le añadimos que si dejo de tomar el Paracetamol vuelve la fiebre... Perdonarme si no estoy en mi mejor momento.

Súmale, un niño y una perra esta semana, más las oposiciones, los resúmenes, el madrugón del sábado para ir a examinarme, la ropa que no me entra, los que haceres de la casa... Lo raro es que conserve el pelo y no haya explotado. Y no, no tengo ganas de llorar, no estoy sensible. A mí las lagrimas se me acabaron hace mucho tiempo (por mucho que algunas personas me llamen "llorona"). Pero llevo una vida de reposo que no es la mía. Una vida de estar en casa, porque si salgo a la calle, el calor me derrite haciéndome sangrar la nariz y bajándome la tensión hasta el mareo. 

Pero... Paracetamol y agua, y por favor, sonríe, que siempre estás de mal humor. ¿Perdona?  Más varios frentes abiertos de los que no puedo hablar y seguramente me deje alguna cosas, pero vamos, creo que os podéis hacer una idea de lo que estoy pasando... Y no está siendo bonito. Está siendo una mierda. Todo. Y para colmo, el único paseo que doy, que es el de ir al médico a los controles de oxígeno y tensión, ayer me di la ostia del siglo, sí. De esas caídas que si alguien la grabara la única que no se reiría sería yo. Tengo las rodillas como la de los niños, llenas de raspones. El pie del eterno esguince del tamaño de mi cabeza... Si pensaba salir a pasear en algún momento, también se acabó. 

Es desesperante y no puedo más. No puedo con tanto. Y no, no voy relativizar nada, porque no quiero mariposas alrededor que me digan qué tengo que hacer puesto que yo no lo hago. Paso de ser consejera de nadie. Es más, estando como estoy, estoy pasando del mundo entero y todos sus habitantes. Siento una frialdad hacia todos ellos que prometo que ni me enfado. Es que me daría igual que mañana se acabara el mundo a causa de un meteorito.

Hay una frase que digo mucho y a Javi no le gusta... "A saber dónde estaremos...". Y es cierto, a saber... Nadie tiene una bola de cristal ni unos caminos escritos. No hay nada escrito de nadie. Por eso me aterran los regalitos que me están haciendo del bebé. ¿Quién sabe qué puede pasar? Pero bueno, mis amigas, como siempre, están pasando de mí... Es inútil decir nada. Sonia mirando cunas, Laura regalándome la silla de paseo, cambiadores, almohadas, ropa, chichoneras... De todo, y sé que cuando baje a su campo, va a venir cargadita de cosas para el bebé, y de paso, más cosas para Cuquito. La verdad es que si no fuera por ella... A veces estaría muy perdida en muchas cosas. Muchas, no solo en las necesidades de bebés, que en ellas, me manejo bastante bien.

Creo que lo mejor de esta época, y de haber vuelto a Leganés, es que soy más independiente. Desde que llegué aquí, no he cogido el coche. Me aburro, pues me voy a dar una vuelta. Llamo a Laura, a mi padre, a mi hermano, a amigos. Salgo y me encuentro con mi gente. Voy a mis sitios de toda la vida. Salgo y ando por la ciudad que me ha visto crecer y la que verá a mi bebé. Leganés, estoy aquí, de nuevo. Y es que una pepinera siempre vuelve a sus raíces.

Viniendo del médico (menudos planazos, ¿eh), me encontré con una vecina de mis abuelos de toda la vida, estuvo hasta en mi comunión. Me dio la enhorabuena por el embarazo y me decía..., "qué contenta estaría tu abuela. Eras su medicina frente al cáncer. Y tu abuelo también, qué pena, cómo pasa el tiempo...". Pepineros..., ¿qué os voy a contar? Saben de mí, de toda mi familia, de las seis generaciones que hemos pasado por estas calles. Y es bonito, emotivo. No es nacionalismo, ni mucho menos. Es hogar. Es saber que no estás solo y nunca lo estarás. Que la familia es mucho más grande que la de sangre... que se extiende hasta personas que nunca sospecharías. Pero que el cariño que te tienen, viene de muy arriba, de muchos años atrás... Y sí, es bonito.

Es lo único bueno que puedo sacar de este momento como veis. Lo demás, empieza a superarme. Y la frialdad que me caracteriza, está volviendo a ser mi armadura. Javi lo odia. Odia esa indiferencia con la que a veces me muestro, esa frialdad en la que me manejo bien y finges que nada te importa, porque ha de ser así, porque has de sobrevivir a ti misma y a todo lo que te rodea y no te gusta... Porque la otra opción es huir... Todos pasamos por momentos, procesos, cambios, y no son las hormonas, insisto. Son las circunstancias. Y las afrontamos como buenamente podemos, hemos aprendido o nos han dejado. Ahora mismo tengo batallas internas con las que librar, y las de los demás, me dan bastante igual. Es egoísta. Pero aquí vinimos solos, y nos iremos solos. Primero has de estar bien tú para estar bien con el resto y quien no lo entienda, es su problema. Pero una cosa os digo, prefiero refugiarme en mi hielo a solas, que estar jodiendo al prójimo por tener un mal día, que mucha gente lo hace. 

Contando lo días para volver a mi sitio en el mundo... a mi lugar en las montañas, donde dejas abajo todos los problemas, y la felicidad está un poquito más cerca.



lunes, 13 de junio de 2022

Y qué suerte

 Le abracé fuerte porque ahí me sentía como en casa. Porque por un momento sentía paz. Y es verdad que la necesitaba más que nunca. Me agarré sin querer soltarme, porque hay abrazos que te salvan un poco de todo, aunque solo duren unos segundos. No quise separarme, porque hay veces que necesitas agarrarte fuerte para sentir que no estás sola, que todo va a ir bien, y que aunque todo flaquee, hay alguien ahí que te sujeta. Le abracé en un instante donde casi me caigo, donde el vértigo se apoderaba de mí, y donde no sabía por dónde seguir. Y me agarró tan fuerte que, en ese momento, supe que no me soltaría jamás. Pasase lo que pasase. 

Y qué suerte.



Opositora

 A ti, que te encuentras en los últimos días.

Que te pillen dándolo todo pero sin olvidarte de ti y, aunque, desde mi punto de vista ya está todo hecho, párate un momento, mira hacia atrás y ten en cuenta que tu camino no se mide estos últimos días ni si quiera el 18 de junio.

Se mide cada día que empezaste en septiembre, un día tras otro, con días mejores y días peores, con la compatibilidad de llevar pa alante unas oposiciones tan duras y una martenidad (lxs que lo hemos hecho, sabemos la de malabares que hay que hacer y lo complicado que resulta). Por haber sido capaz, a veces sin saber ni cómo, de llevar pa alante las oposiciones y un trabajo, el cuidado de alguien, una casa, un largo etcétera.

No sé qué pasará el 18 de junio, pero si sé qué ha pasado durante los 10 meses restantes.

Por esos temas infumables, por unas oposiciones más que obsoletas, subjetivas e injustas, por cada quebramiento de cabeza pensando en Unidades didácticas originales, diferentes... Por esa programación que tantos dolores de cabeza da pero que es lo más parecido a parir un hijo. Por los temas que se estudian en 3 días porque son hasta bonitos y por los supuestos que te hacen estrujar las neuronas a puntos impensables. 

Por no rendirte nunca y llegar hasta aquí.

En este punto debemos mirar atrás con cariño. Lo haremos lo mejor que podamos/sepamos, pero el orgullo y la satisfacción de un trabajo bien hecho, eso ya no nos lo quita nadie... da lo mejor de ti siempre y lo mejor vendrá y no olvides que en este sistema tan injusto, una nota que no depende de ti sino de quién te corrija, no te define como docente. 

Ánimo, suerte a todos y todas, el camino más largo y difícil ya está hecho. Ojalá pronto tengamos la suerte y la recompensa de decir que trabajamos cada día en la profesión más bonita del mundo.



No esperes a mañana

 Aprovecha el tiempo con los que quieres. No dejes nada para mañana. Di “te quiero” si lo sientes, y dilo hoy. Canta en la ducha, en la calle, y en todas partes. Haz lo que te apetezca. Y no esperes a otro momento para hacer todo eso que realmente te hace feliz. No dejes pasar las oportunidades, y mucho menos te quedes parado esperando que llegue lo que quieres. La vida no espera. Abraza fuerte. Y hazlo siempre que te salga. Olvídate del orgullo, y no dejes que te haga perder cosas importantes. Tómate ese café que quieres tomarte con alguien. Y haz realidad el “a ver si nos vemos”. Prepara sorpresas, ten detalles, y demuestra lo que sientes a todas horas. ¡No te quedes con las ganas! Di sí a todo lo que te hace feliz. Porque el momento es hoy. Es ahora. Disfruta de cada ratito. Solo o acompañado. Y empieza a gastar el tiempo con quien de verdad te regala paz y tranquilidad. La vida es un momento, y no querrás pasarlo con quien no merece la pena, ¿no?. Aparta las tonterías y todo eso que no te deja avanzar. Ríe. Y llora las veces que necesites, pero no te olvides de continuar después. Esfuérzate en cada paso que das, y trata de ser mejor que ayer. No por nadie, sino por ti. Quiérete. Mucho y bien. Y cuida a los que quieres. Da las gracias y pide perdón cuando sea necesario. Hay simples palabras que, aunque no lo parezcan, alegran el día. Ten gestos bonitos, y no te olvides nunca de ser buena persona. Cómete el mundo. Con patatas o con lo que quieras. Pero cómetelo. Y ponle un par de lo que sea a todo eso que quieres conseguir. Porque todo llega.

Y sobre todo, vive. Pero vive de verdad. Hoy, ahora. Y no esperes a mañana. 



martes, 7 de junio de 2022

Te elegiría una y mil veces más

 Hemos superado un duro bache, de esos que te dejan KO, que te inspiran a hacerte... demasiadas preguntas pero sin respuestas. Hemos superado, porque esa es nuestra característica en la vida: "Superar" o la palabra que se ha puesto muy de moda y que todo el mundo comparte en las redes, "Resiliencia". Vale, os queda muy bonito porque es una palabra culta. Pero al final, tú y yo nos adaptamos, porque con arroz y agua cenando en casa, somos felices. Aspiramos a poco más que estar juntos. Si estamos juntos, si el equipo permanece unido podemos llegar a los objetivos que nos propongamos, a subir la montaña más alta para luego bajarla o hacernos una casa. 

Tengo que decir, que me ayudó la conversación con Garde. Te quiere, Javi, es una buena amiga, y sabe lo que te conviene, principalmente porque tiene el punto de vista de amigo, el de fuera. He llegado a creerme cosas que he escuchado, a creer que yo decidía por ti, a que una simple opinión fuera "ley y orden". Incluso he llegado a pensar que mi neumonía la estaba exagerando y sí, era una vaga. Luego pensé en las horas que llevo echando desde los diecisiete años, estar hasta en tres trabajos a la vez. Recordarme quién soy cuando piensas en las cosas que merece la pena... o no. Reconozco que he pensado en quitarme del medio ante tantas y tantas palabras. Y quitarme del medio, es quitarme de tu camino. Desertar, decir adiós a la francesa... Y Garde lo sabe. 



Todos tenemos límites. Todos. Y no es cosa de las hormonas. Pero una relación no puede ser una guerra de dos partes porque no somos Romeo y Julieta, ni quiero ese drama en mi vida siendo egoísta. Pero creo que la boda de Miriam y Fito nos ha salvado, y es así, hemos vuelto a recordar por qué nos dijimos "sí, quiero", lo emocionante de una vida juntos, la incertidumbre que nos gusta ante el día de mañana, la construcción de un futuro. Volvimos a encontrarnos, sin familia, sin perra, sin niño, sin nadie. Solos. En una casa, en la que me está costando adaptarme, pero que ya es nuestra. Que es lo más parecido a un hogar. He visto también en Fito y Miriam un ejemplo que seguir. Comenzando con esa casa de Pin y Pon, teniendo unos niños preciosos y haciendo frente a todo lo que venga. 

La vida no es bonita, es dura, machaca, pero sí tiene momentos inolvidables... y te robo tus palabras: "Todos los momentos contigo son a tope. Te elegiría una y mil veces más" y añado... Cada día vuelvo a elegirte. 

Por mantener el cuento de hadas donde comamos perdices, tortilla de patata, paella o bocadillos de calamares. Pero siempre contigo.



domingo, 5 de junio de 2022

Conversaciones de boda

 En la boda, tuve que estar sentada todo el rato debido a la neumonía que me está matando ya que no hay medicación para una embarazada, en teoría. Así que, Garde, compañera y amiga del novio y de Javi, se puso conmigo mano a mano a darle a la lengua. Pocas veces he tenido yo la oportunidad de hablar con ella y fue muy grata mi sorpresa. 

Creo que fue un momento especial para ella, extremeña (conocéis mi debilidad por mi tierra) y para mí. Nos conocimos, cuadramos como piezas de puzzles y nos abrimos. Creo, porque no deja de ser mi sensación de que nos abrimos en un momento en el que ambas lo necesitábamos. Por mi parte, solo voy a contar hasta aquí de esta larga conversación. Pero sí quiero agradecer el que alguien te regale su tiempo, su confianza y su experiencia. Además de su sinceridad, que es lo que más valoro. 

En esta semana, a veces he pensado que estaba loca. La gente me dice "son las hormonas", y no lo es, es la gente, que hace mucho daño con sus palabras. Y pasan factura. A Garde le conté todo, de cómo me sentía con ciertos detalles de mi familia, de la de Javi, de mi embarazo... Hablamos hasta de Hacienda. Os digo que esta conversación se merece más que un post, pero se quedará conmigo. 

Después de hablar, y de darle vueltas, que es lo que hago siempre cada vez que tengo una conversación interesante y de "mayores". Me siento mejor. Al menos, una persona opina como yo, una persona que conoce a mi marido y es sabedora de muchas cosas. Y lo agradezco. Porque esta semana no he escrito, prefiero ya, ciertos temas, llevarlos en silencio, pero he pensado mucho, tengo una mochila llena de ultimátums para mucho... simplemente porque no puedo más y los límites se han rebasado. Y con ella, a pesar de soltar peso, me ha comprendido, ha compartido lo que yo opino y teniendo un carácter muy similar al mío. Similar sólo. Ella habría actuado ya, de hecho, lo ha hecho. Me contó sus historias y vi en ella una mujer que no pasa por el aro, dueña de su vida, autónoma y con ganas de comerse el mundo. Su mundo, que al final es que debe importar a cada uno. 

Algunas de estas reflexiones las compartí con mi marido. La que es más destacable de todas es esa de "tomar decisiones en frío". Me explico. Cuando pasa la tormenta, las movidas, las broncas, los feos, etc. Las decisiones que tomas en la cama, en frío, cuando ya no sientes nada, y por mucho que piensas y piensas, lo que te daba miedo decir o hacer, ya no. Eres tú o el resto. Y el resto pierde valor frente a tus deseos. Decides salvarte tú, coger la tabla como en el Titanic y que le den a los músicos y Jack. Y cuando tomas una decisión en la que el miedo desaparece, te convierte en imparable, peligrosa, capaz de llevarte a quien sea por el medio. Y ya no hay oportunidades, y ya empezaste a cambiar la historia, la tuya... Y las voces que te molestaban, se callan, eres más fuerte de lo crees, renaces y estás a nada, de poner patas arriba tu vida, ¡y qué suerte! Te elegiste, te quisiste y ganas tú. Lo demás, deja de importar...



Miriam y Fito

 ¡Por fin llegó! Y una pena, pero acabó. Todo pasa en un abrir y cerrar de ojo, lo bueno, lo malo, los imprevistos, los nervios, la emoción... Por eso es tan especial. Por eso es un día que debería vivir todo el mundo, porque lo preparas con cariño, pero no para ti, que lo único que tienes que hacer es salir guapo en la foto, sino para los tuyos. Para la familia de sangre, y como me dijo tu madre, Miriam, para amigos que son familia.

Lo hicisteis de miedo. Fue increíble, con momentos que quedarán para siempre en el recuerdo, mostrando una vez más el equipo que hacéis y el lema que lleváis por bandera "la generosidad". El detalle hacia cada uno que estábamos allí presentes, a cada uno que fuimos a acompañaros a deciros que "Sí". Sí, a una vida que hace mucho tiempo elegisteis empezar y que ayer, confirmasteis seguir construyendo, escribiendo y viviendo. Sois un ejemplo para todos los que hemos creído en el amor, que seguimos soñando con historias como la vuestra donde el día a día te hace ser uno. 

Quedaros con lo bueno, como os dijeron ayer. Con toda las personas que intentamos que este día fuera inolvidable. Que ya pasó, pero nada se borra mientras sea recordado. Quedaros con las caras de los niños, de Candela, con la de vuestros padres. Fito, quédate con lo bueno y malo de tener un hermano así, porque es lo mejor del mundo. Hacerte sentir que formas parte de un todo y que ese todo lleve tu sangre. Sentirte más arropado que nunca en un momento tan importante. 



Miriam, eres una mujer increíble. Me encantaría parecerme a ti. Eres la madre que todo el mundo quisiera y un ejemplo que seguramente seguiré muy de cerca. Además, de una mujer con infinita paciencia que lo único que hace es dar todo por los demás sin esperar nada a cambio... Y ya es bastante. Algo que me lleva a pensar mucho en tu ahora marido. Fito es del mismo nivel de generosidad. Bueno, con carácter de gaseosa. Pero infinitamente bueno... Atento a todo lo que le rodea, a quienes le quieren y a los que no. Dedicado a su vida, trabajo, familia... Sois el equipo perfecto y no me extraña que tras el montón de años que lleváis juntos, sigáis enamorados como el primer día. Sois el verdadero cuento de hadas (sois el unicornio y el hada). 

Os deseo todo el amor del mundo, el cuento de hadas hecho realidad, la historia más bonita jamás contada y que sigáis sumando capítulos, porque todo es poco para lo que os merecéis. Feliz vida y feliz unión, chicos.



miércoles, 1 de junio de 2022

Sergio

 Te conozco desde hace muchísimo tiempo, por todo lo que contaba Sonia y todas las fotos que había en sus redes sociales. Pero tardaste en aparecer en persona. Tuvo que llegar Javi, para que la señorita Sonia te presentara.

Desde ese momento, y creo que voy a hablar por boca de los dos (Javi y yo) cuando digo que te has convertido un pilar fundamental en nuestras vidas, en el día a día. Eres justo lo que le falta a Sonia para ser la persona perfecta, lo que da el resultado de que sois un equipo maravilloso a pesar de todos los años que lleváis, vosotros sois todo un ejemplo.

Contigo hemos sentido que formabas parte de una cena de sábado desde el primer día, o de un día cualquiera para tomar algo, para una comida... o para una mudanza. Y hablando solo de ti, que hoy más que nunca quiero que lo sepas, eres la persona con el corazón más grande que conozco. ¡No he visto nada igual, te lo prometo! Dejas de lado tus problemas, seguramente, el sitio en el que debes estar también para ayudarnos, para estar acompañándonos siempre. ¿Cómo se le puede agradecer a alguien tanto cariño? Tanta bondad, gratitud, amistad... tantas cosas buenas en tan poco tiempo.

Hemos creado un grupo basado en el respeto, en el cariño y en la amistad más verdadera, donde si no nos vemos en mucho tiempo, nada cambia. Todo sigue igual, los días, los meses... el tiempo, no pasa para las personas que somos de verdad, que sentimos de verdad, y damos todo simplemente porque nos sale. Y nos sale por gente como tú y mi querida Sonia.

Hoy más que nunca, te mandamos todo nuestro cariño, en un momento donde las palabras, pueden sobrar, pueden estar de más, pero hacerte llegar que cualquier cosa que necesites, tanto lo pidas como no, estaremos ahí, contigo, acompañándote, estando a tu lado, para pasarlo bien, mal, regular, llorar un rato y reír después. Para estar. Simplemente estar.