domingo, 10 de agosto de 2025

Feliz verano

 Me paso por aquí, quizás un poco tarde para desearos un buen verano, pero básicamente mi tiempo se lo dedico a Helena, y mis momentos brillan por su ausencia. Pero quiero parar un segundo para dejar escrito algo. Creo que se lo debo a mi marido.

Somos personas que hemos tocado fondo, y no una ni dos veces. Encontramos siempre un fondo más que desconocíamos, tanto juntos, como separados. Hemos pasado un época mala individualmente, casi con caminos separados. Realmente muy distanciados, cada uno lidiando con sus guerras y sus demonios. Olvidándonos de nosotros, de lo que se supone que hace una pareja que es apoyarse, compartir y seguir adelante. 

En estas vacaciones tan aburridas, ya que las olas de calor interminables no te permite ni salir al porche, hemos hablado, quizás por aburrimiento. Estamos juntos, nos hemos buscado, nos estamos encontrando. Sí, en medio del caos, de la ola de calor, de la crisis económica, del verano agotador, de las rabietas de Helena y del tiempo en familia (que a veces, se podría prescindir de él). Y con Javi, todo empezó con una frase: "a pesar de todo...". A pesar de nuestras vidas, nuestros pasados por separados, por el camino que llevamos recorrido, por el que espero y deseo que nos quede por recorrer... A pesar de todo, prefiero una vida a su lado que estar sin él.

El cambio de Javi, su evolución ha dado sus frutos. A él le ha cambiado la vida, y a los demás, también. Es de lo más difícil. Primero reconocer que hay cosas que debes cambiar. Segundo, tomar la decisión de querer cambiarlas y tercero y más difícil, ponerte a hacer tu propia carrera de fondo, donde no hay una meta a simple vista, solo un objetivo que puede durar unos meses o toda una vida. Porque nadie puede cambiar de la noche a la mañana, y los procesos de cambios se hacen en la absoluta soledad, hablando con uno mismo, perdonándose (que es algo... también realmente complicado). Javi sigue en su propia evolución, mientras yo me hundía por lo laboral. Como os digo... En puntos totalmente lejanos y perdidos. Pero... Es que no puedo dejar de pregonarlo por todas partes: ¡estoy tan orgullosa de él! No todos lo conseguimos, no todos luchamos tanto por lo que queremos, no todos no nos rendimos a la primera de cambio. 

La familia que hemos creado, se ha convertido en nuestro motor. En el motivo de seguir adelante sumando, queriendo protegerla a toda costa, disfrutando de nuestro pequeño núcleo, saltando los obstáculos en los cuáles donde uno no puede, el otro le ayuda. Se va en equipo, se sale de todo, en pareja, en familia. Hasta mi Maya tiene su lugar. El abrazo de Maya nos salva de todo, nos llena de vitalidad y de muchísima felicidad.

Javi te quiero, te amo y sobre todo, te admiro. Me da miedo el futuro, realmente, es incierto. No sabemos qué nos depara y eso lo hemos aprendido. Cuando creíamos que no saldríamos adelante, lo hicimos una y otra vez. La suerte no está de nuestra parte y siempre tengo la sensación de que el próximo bache nos hará pedazos. Pero lo que vivamos, habrá valido la pena. Este cuento de hadas (que ojalá sea eterno) es increíble porque estoy a tu lado. Vamos a por los cinco años. ¡Quién nos lo iba a decir! Y creo que estoy aún más enamorada de ti, precisamente por tu fuerza y coraje, por querer seguir aprendiendo, porque tu concepto de familia va más allá del amor y eso es algo que no conocíamos. Lo estamos haciendo bien, paso a paso, frenando de vez en cuando, aburriéndonos como marmotas. Pero creo que ha sido muy necesario saber que estamos, que estaremos y que cualquier sitio en el mundo es mucho mejor a tu lado... A pesar de todo, TE QUIERO.



miércoles, 25 de junio de 2025

San Luis

 Vuelvo a retomar mi blog después de muchos meses sin escribir nada personal. Es un intento de sacarme algo que duele, me entristece y que de nuevo, me estoy negando a hablar de ello, porque así parece que no está sucediendo.

Mi sueño se vio cumplido el día 14 de enero de este mismo año, cuando me habían cogido para un colegio. ¡Y qué colegio! Entré en la clase de los lobos y todo estaba desubicado, incluida yo. Llevaba dos años sin ejercer, los que me dediqué completamente a Helena y de los que no me arrepiento (veremos si no pesan a la hora de jubilarnos).

Allí, a pesar de todo, de días malos, buenos y regulares, de mi periodo de adaptación y del suyo, he sido feliz. Enormemente feliz. La clase se hizo a mí, y yo me hice a cada uno de ellos. Lo viví, como lo hago todo, intensamente, me mojé con las familias, las acogí como mías. Los niños eran ellos con sus dificultades, con sus progresos, con sus cosas buenas y aquellas que hay que limar. Llegué a sentirme en casa cuando salía de la mía. Creé mi parcela personal, en la que volvía a ser una profesional además de madre. Económicamente, (la directora nunca lo sabrá) se hizo un milagro. La vida me sonrió como hacía tanto tiempo que no lo hacía. Dios escuchó mi llamada, la llamada de una atea. 

Han sido unos meses, pero han sido los meses donde me he sentido realizada y lo más importante, feliz. Espero que los padres lo hayan vivido como yo. Creo que llegamos a formar un equipo unidireccional. Todos remábamos a favor de los pequeños. El trabajo con las familias me parece lo más importante. Si ellos están bien, yo también y por supuesto, mi trabajo.

Ahora, cada vez que recibo un regalo de ellos, se me parte el alma volver a ese sitio en el que he sido tanto, y que ya bajo la incertidumbre (y cada día menos incertidumbre) de no saber si voy a volver... Es como cuando rompes con alguien por el que todavía dejarías todo. Te llama para darte un regalo pero no para que te quede con él, y eso... duele. Mucho.

Mi vida es así, dura. Siempre lo ha sido. Pero... te cansas de pelear, de ser fuerte, de llorar y patalear, porque lo tenías todo y ya no tienes nada. Te cansas de pedir y rogar, de rezar, te hartas de fingir que está bien y cualquier otro camino lo estará. Pero la pregunta de "¿ y por qué a mí me cuesta todo dos veces más que a los demás?", empieza a ser una cruz. Empieza a darme ansiedad, migrañas y a tocarme la autoestima bastante. 

Volver a casa ha sido un bajón. Me falta esa parcela por la que he trabajado tanto. Me faltan cosas. Supongo que toca adaptarse de nuevo a lo que hay... Y no hay nada. ¿Sabéis? No he sido feliz solamente por mis trabajos... María Reyes se convirtió como una madre, un equipo con el que luchar sabiendo que no te va a soltar, que siempre estará ahí. Es la persona más noble que he conocido. Sigue siendo una niña en el cuerpo de una mujer, sigue soñando como si viviera en el País de Nunca Jamás. Carlos, igual. Fue quien me acogió, no me soltó ni me dejó que me sintiera sola, ni ante compañeros que no me lo pusieron fácil (eso es algo que aún me duele y me pesa). Natalia fue el aliento fresco para seguir cada día, con ella era todo divertido, era equipo y desahogo.

¡Y llegó María! Arrasando todo con su sonrisa. "Lo que sucede, conviene". Es difícil ser positiva dentro mi vida, pero es la persona complemento o la persona vitamina. Es la chipa necesaria para el día a día, la sacarina del café que te tomas para no decaer y seguir dándolo todo. Espero, que estemos donde estemos (aunque esto siempre se dice), tengamos un hueco para ese café tan necesario, donde reírnos del mundo entero, enfadarnos y hablar de todo. Gracias por permitirme ser yo.

En realidad ha sido poco tiempo, desde enero... Pero ha sido un viaje inolvidable, con personas que me llevaré conmigo más allá de estos meses. En los que no he parado de aprender, y por ello, duele mucho decir adiós y dejarlo ir. Nunca son suficientes días en un sitio donde eres feliz y donde te rodeas de personas tan extraordinarias. Ha sido un sueño hecho realidad.