Tú no eres culpable de nada.
Ni yo.
Qué mala suerte la mía
quererte tanto.
Qué mala suerte la tuya
no quererte yo menos.
Qué buena suerte la mía
quererte así.
Qué buena suerte la tuya
que te haya querido de este modo.
Qué mala suerte la mía
haberte inventado.
Qué buena suerte la tuya
haberme encontrado.
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