No soy quien todos creen ni por asomo,
me guardo las miserias piel adentro,
las penas no las cuento, me las como,
no busco ni atención ni ser el centro.
Soy más de lo que ves tras mi sonrisa,
un cúmulo de dudas y ansiedades,
más débil que la vida con su prisa,
más frágil que un gorrión en las ciudades.
Y a veces soy feliz a mi manera,
me basta una mujer sobre la cama
fingiendo que me quiere aunque no me quiera.
La vida con sus gritos me reclama,
me pone cada día una escalera
y subo a por un nuevo melodrama.
Luis Ramiro
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