Fuiste el credo de otra era,
el antojo de la primavera,
el sueño de mis siete vidas,
mi meta en la Tierra.
Me lo jugué todo con una moneda,
a cara o cruz, escogí mi senda.
Siento no haberte escogido,
sin suerte ni azar... a la primera.
Los errores los llevo en la memoria,
escribo para no olvidar lo aprendido.
Aprendo para no repetir errores
de los que no hay vuelta atrás en el camino.
Serás mi paraíso, mi oasis perdido,
mi película de los domingos,
serás el ángel que perdí,
al no apostar por ti y por mí.
Patricia Izquierdo Díaz
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