Me preguntan si estoy bien porque reflexiono, porque pienso. Porque digo que no, porque me mantengo erguido pese a tropezar contra una roca, porque creo en el amor aunque el amor no haya creído en mí. Porque sonrío sin razón y otras cosas, sin embargo, ya no me hacen gracia. Porque cierro los ojos al viento y camino en dirección contraria. Porque cocino con tanta pasión que pareciera que intento escapar. Porque escribo sin intermediarios entre mi corazón y mis manos. Porque me sonrojo ante un piropo y decaigo ante una injusticia. Porque aprovecho mi tiempo libre con el mayor de mis desconocidos, conmigo mismo. Porque pongo el corazón, me preguntan si estoy bien.
Rubén Perdido
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