Hay personas que pasan por nuestra vida, que son heridas. Algunas desde el principio hasta el final. Otras aparecen para salvarte y terminan matando.
Lo intentamos todo: desinfectar, tomar calmantes para el dolor... y terminamos poniendo una tirita.
El problema es que siempre quitamos la tirita poco a poco, con dolor en cada tirón, y algunas veces es mejor tirar de golpe, arrancando la piel sólo por una vez.
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