sábado, 5 de enero de 2019

El desorden funda la intimidad como los ríos suelen fundar ciudades

Los días de desorden
silban en sus raíles igual que un tren eléctrico
y cruzan por mi mesa de trabajo
entre pueblos de vasos situados y montañas
de sobres y papeles.
También se puede hablar
de maletas, periódicos o cjas
y del tiempo de un atasco
por el camión de la basura.
Se detiene nocturno
en el pasillo de mi casa.
Luces rojas y libros que no sé dónde están.

Casi siempre es así. Son poco presentables
mi mesa y mi pasillo.
Pero aquí no se trata del servicio doméstico.

Si digo que el desorden
funda la intimidad,
como los ríos fundan sus ciudades,
es porque muchos días, el lugar ajenos,
en las extrañas estaciones
de paisajes difíciles,
cuando el vagón observa los rostros desalmados,
y los silencios precavidos,
me persiguen los signos familiares.

En la niebla de luces, letreros, altavoces,
ojos con prisa, manos con teléfonos,
escaparates rápidos, mendigos,
semáforos cerrados,
músicos ambulantes, idiomas callejeros,
moviestar, samsung, nokia, todavía
no me siento perdido.

Y sin embargo,
cuando oigo los ruidos de mi casa,
cuando soporto el tráfico que hay en mi memoria,
cuando paseo dentro de un olvido,
y abro los cajones, y busco en los armarios,
y cruzo por debajo de la almohada,
estoy lejos de mí,
como dañado y triste,
igual que una bandera sin sentido.

Sé que los sueños rotos
nunca dejan vacío, sino historias.
La muerte sí, quiero decir la vida,
la vida que se atreve a soñar su descanso.

Voy hacia el puente. Veo sobre el río
el barco de papel que se deshace.
Hay palabras escritas en las velas,
palabras en desorden
que he aprendido a callar.

Está la tarde fría en la mano mojada.
Escondía en los árboles,
la bicicleta insiste
para volver a tiempo. ¿Pero adónde?
Pedalea despacio, piérdete en las veredas
dudosas de la tarde,
descubre que ser libre es estar solo.

No son las multitudes,
ni las plazas desiertas, ni el suburbio.
Es otra soledad.
Hablo de ti como lugar difícil.
Aprende que el vacío también se desordena.

Aunque tú no lo sepas, con los años
este desorden fundará tu vida,
como los ríos fundan sus ciudades.

Luis García Montero




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