Creo que ya empieza el insomnio. No poder dormir porque la conciencia no está tranquila. Me parece que la he cagado con alguien. Con alguien que no se lo merece en absoluto. Alguien que siempre está dispuesto a ayudar. Yo y mi manía de expulsar a la gente en mis días malos. Cómo si tuviera días buenos. Me sienta fatal no trabajar también. Pero ninguna de estas son escusas ante mis palabras y mi genio. Quizás debería pensar más antes de hablar o no meter a todos en el mismo saco.
Quizás debería dejar mis prejuicios, hipótesis, normas y demás de lado. Puede que él sí merezca la pena, puede que él no venga a hacer daño. Puede que se merezca una oportunidad. Pero es que me cuesta tanto... Debería disculparme por mis palabras. Aunque las disculpas no son siempre la solución, quizás un cambio de actitud, si todavía no es tarde, sería mejor. Intento controlar este genio. Intento no arrasar por donde paso, pero las circunstancias en las que vivo me ponen más alerta de lo normal. Y a veces... cometo errores. No soy perfecta. Solo que el que me conoce ignora esta parte de mí, y hace como si nada.
Ya avisé de que era una bomba. Un cactus. Alguien que hace daño sin querer, y juro que no me estoy excusando. Es simplemente la realidad.
Patricia Izquierdo Díaz
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