Ay mi Javi, ¡qué fin de semana llevamos! Que vidas más duras nos han tocado sin apenas escogerlo. ¡Qué tragicomedia tenemos entre manos! Me río de Romeo y Julieta. A ellos les duró una semana y nosotros vamos para el año o más.
Mi chico. No gana para disgustos. Y todos pasan factura. A mí me la ha pasado bien cuando he perdido el conocimiento. Cuando mi lugar en el mundo se ve en peligro, cuando mi vida vuelve a tornarse oscura y a perseguirme la soledad. Sabes que hay sitios donde solo uno llega. Sitios en el que por mucho que la persona de al lado nos quiera, siempre serán nuestro talón de Aquiles, pero intentaré hacer todo lo posible por subir ese autoestima, por hacerte ver que somos mejores juntos, a nuestro estilo. Seguiré dándote esos besos que no me pides como diría Fito y Fitipaldis. Haré todo lo que pueda dentro de mi actual condición. Saldremos de ésta como tantas y tantas veces. Saldremos de todo. Estamos rodeados de los mejores amigos que podemos tener.
Me confesaste que uno de tus mayores miedos era estar solo. No lo estás, no dejaré que lo estés nunca, ni en los días que toques fondo, ni cuando llores agarrado a mi... Nunca. Tocarás fondo, y me sentaré contigo a esperarte. Esperaré ese impulso que das para seguir adelante, para seguir creciendo, para seguir superándote, porque es lo que te caracteriza.
No estás solo. Aquí está tu familia. La que tú has creado y creamos día a día. Tienes a los mejores detrás de ti. Y piensa que lo demás importa relativamente. Escucha a mi hermano, de estas cosas ambos sabemos. La vida es la partida que nos ha tocado jugar, y tú sabes buscar la suerte que necesitas para ganar.
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