Esa ventana de Gran Vía, ese lejano apartamento, ese escondite sólo nuestro en el cuál creamos un mundo, un lugar donde vivir los dos de sueños e ilusiones. Me elevaste a lo más alto de la felicidad. Dijiste todo lo mío es tuyo, y yo me lo creí. Pero un día hubo que bajar del cielo y sin quererlo descendimos a los infiernos, nos quemó tanta pasión, tuvimos que pagar al tiempo con nuestro amor. Decidimos volver a la realidad y poner fin a este cuento. Sin embargo, hoy te sigo sintiendo y esperando sentada a que vuelvas dentro de un tiempo, porque en esa ventana nos espera un encuentro.
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