Como siempre aquí sola en un bar, soy a la que la toca esperar. Así que cojo mi libreta y empieza a ensayar, escritos y más escritos y vienen y van sin parar, pero sin ningún final.
Siento una mirada fija, que no para de mirar, ¿qué es lo que mira, el fondo del bar? Giro mi cabeza disimuladamente en busca de su objetivo, pero allí nadie está. ¿Me está mirando a mi? Me encantaría decirle que no soy nada especial, pero sin querer sus ojos azules me capturan sin piedad. Me acogen en ellos y me bailan mariposas a las que no sé parar.
Sigo escribiendo y finjo no mirar, sin embargo hemos creado una historia que contar. Te miro, me miras y así sin descansar. Sonrío como siempre, sacando todos mis colores a pasear. No te conozco, pero ya no hay marcha atrás, has invadido mi corazón, como la orilla invade el mar. ¿Qué hacemos si ya no podemos respirar sin estar el uno frente al otro en este bar? Pues darte mi corazón que triste y solo está desde hace mucho tiempo y ya no se acuerda de amar.
Te sientas a mi lado en silencio y sin más me comienzas a besar, ¡ay mi cabeza que no para de girar! A estas mariposas las libero ya, que estoy harta del frío y la soledad. Te invito a que me beses una vez más, ¡yo pago! Pero no dejes de amarme en toda la eternidad.
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