Las palabras de los libros son como gotas de lluvia, elegidas para que nuestra mente se llene de pensamientos, escogidas para que nuestro corazón recoja un arco iris de emociones...
Las experiencias, hayan causado sufrimiento o placer, dan forma a nuestra alma. La pintan de matices que dicen en susurros quiénes somos, para que las personas hagan el esfuerzo de prestarnos atención y de escuchar bajito.
Lo mismo sucede con las personas que han dejado huella en nuestra vida. Haya sido buenas o malas, su compañía ha modificado nuestro camino definiendo, con esos pequeños e importantes matices, quiénes somos.
El deseo mueve montañas de instantes y el amor mueve cordilleras de vida. El deseo es generoso en intensidad y fugaz en el tiempo, el amor es fuego lento con una fuerza incomparable.
Con el deseo pedimos y con el amor damos; el deseo es condición y el amor.. es una declaración.
El amor ha sido la fuerza que ha impulsado los actos más nobles pero también los actos más mezquinos. Ha sido el fin que ha justificado más medios inaceptables, cegando a la razón y anulando la empatía. Pagando un precio desorbitado y, en muchas ocasiones, haciéndoselo pagar a otros que no se lo podían permitir.
Así, el amor ha hecho héroes pero también villanos.
La mente es maravillosa
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