Decido no tener miedo a encontrármelo, a ser correcta y educada. Reflexiono que no me arrepiento de nada, pero que errores cometemos todo el mundo, y dicen que el amor es ciego. Me propongo, centrarme, construir mi vida, cerrar esta etapa de bachiller y cuidar a mis verdaderos amigos. Todo lo demás me sobra... hasta él.
Como cambia la vida, las personas, las circunstancias. Hoy estas enamorada y tras unos meses en lo que pensábamos que nadie te sacaría de aquello, voy y resucito de mis cenizas, sola y por mí misma, con orgullo de ello y aún más fuerte. No queda nada de sentimientos, queda un leve cariño en la distancia que cada día aparece en menor grado. Estoy limpia, estoy bien, convivo con mis baches, con mis etapas buenas y las no tan buenas. Con fuerzas, con muchísimas fuerzas, porque intento buscar en las pequeñas cosas mi felicidad, sin grandes deseos ni ilusiones, sueños alcanzables a corto plazo es lo único que me permito para ser feliz, y voy y lo consigo. No hay ataduras, no hay rencor, no hay una historia, no hay consecuencias, la vida sigue, gira, da vueltas, de repente estás en lo alto como cayendo en picado. Llenándote de experiencias, aprendiendo de ellas, madurando, saliendo a conocer mundo y por supuesto estudiando. ¿He dicho que todo no es bueno?
Pero esta es mi línea, mi historia o mi vida, como queráis llamarla, y la escribo, la manejo y la decido sólo yo. No hay sitio para más. En un futuro podré invitar a alguien a compartirla, pero siempre será mía, nada de cambiar por nadie, nada de permitir cosas que no se deben, ser autoritaria, auto-crítica, madura, asumiendo los posible errores que vendrán... estos son los ingredientes de la felicidad.
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