domingo, 5 de mayo de 2019

El mensaje que no vas recibir

Este es un mensaje que me gustaría que leyeras, pero que yo no te voy a mandar. Llevamos mucho tiempo desconectados. El uno del otro. Nuestro mundo se ha ido resquebrajando poco a poco y creo, que ahora sí, está  a punto de romperse del todo. Supongo que estoy a un paso de quererte para siempre y otro, de olvidarte por fin.

Si te escribo esto hoy, es porque llevo un tiempo leyendo un libro, en el que los personajes somos nosotros. Es la historia de una pareja que se quieren tanto, tanto que son capaces de estropearlo todo siempre. Como tú y yo. Yo soy la Macarena del libro, la ilusa que se esconde en un escudo y lleva por bandera que no cree en el amor, cuando lo único que espera es que vuelvas. Y tú, eres Leo. El guapo, el estudioso, el que antepone cualquier cosa a los sentimientos. Somos ellos porque se hacen llorar pero cuando se besan el mundo se para, aunque terminemos otra vez discutiendo en el sitio menos esperado y por la toneria mas grande del mundo. Es una historia intensa. Lo intenta, se quieren, discuten, se dejan, intenta olvidarse y por algo inexplicable se reencuentran siempre. Es un proceso largo, de años, en el que ocurren muchas cosas. Muchos momentos que se tatúan en el alma que hay veces que son difíciles de olvidar y cada vez hace que sea más difícil avanzar. ¿Sabes cuál es la solución que ponen? Se perdonan. Se miran a los ojos y se piden perdón por todo. Por lo bueno, por lo malo, por el daño y por la felicidad a medias. ¿y si es lo que nos hacía falta a nosotros?

Ellos intentan ser amigos, que cada uno haga su vida, pero sin dejar de estar en el mundo del otro. Nosotros también lo intentamos. Pero nunca fuimos capaces de sentarnos en una terraza y contarnos las cosas con una cerveza en la mano, sin terminar a voces o sin besarnos. Si hoy te tuviera en frente, te diría que las cosas no van bien. Que estoy perdida en el camino y que no sé cómo encontrarme. Que necesito ayuda, pero que no la voy a pedir. Que llevo a mis espaldas más carga de la que creo que puedo soportar. Que últimamente no me cuesta llorar, que un libro, una canción o una película, consiguen romperme. Y que estoy de muy mal humor. Que salir de fiesta ya no me es suficiente. Que la muerte me ha separado de alguien importante sin esperarlo y fue una ostia muy grande, que los estudios me tienen amargada y que en el amor nada funciona. Y que me siento sola, que nadie me entiende y que no se en quien apoyarme porque siento que no puedo explicar todo lo que me pasa. Vivo escondida, vivo reprimida y vivo en una mentira. Y siento que todo falla. Que sueño con dormir y que me cuesta salir de casa. Pero no te voy a engañar… si hablara contigo, te diría orgullosa que estoy genial y que seguro que me va mejor que a ti. ¿Por qué? Porque no pienso bajarme los pantalones otra vez.

No he terminado de leerme el segundo libro, pero tiene toda la pinta de que lo van a solucionar. Que lo van a intentar, una vez más, la definitiva. Y que se propondrán  o ser felices o darse la última leche. Supongo que es la diferencia entre la historia de Leo y Macarena y la nuestra ¿no? la mayoría de los libros siempre acaban bien y no es una de nuestras posibilidades. Algún día nos encontraremos en la calle y se nos miraremos con cara de… por fin te he superado. Estoy segura de que tú ya lo has conseguido. Yo, estoy en ello, pero me pillas en un momento de debilidad. En el que necesito mucho cariño y muchas atenciones. Tu como siempre, no estas, asique me dedico a cagarla. Pero de esto, tampoco te vas a enterar.

Solo puedo decirte, que el otro día estuve en nuestro parque. Está muy bonito lleno de flores.  Eso si, casi muero a base de estornudos. Sigue todo en el mismo sitio. En el banco de siempre sigue estando nuestra firma. Y fui escuchando una canción que también nos ha dedicado Beret, aunque no lo supiéramos. Deberías escucharla.

La verdad es que no quiero que me hables, probablemente te muerda si lo haces. Asique no vas a leer esto, no quiero obligarte a volver. Vuelve por ti mismo y asi podre decir muy alto que he pasado a echarte de menos a decir que te eche…

Belén Triguero Guijarro



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