jueves, 2 de mayo de 2019

Que te jodan

Y entonces, un día, descubrí toda la verdad.

Todas esas cosas que me decías y me hacían sentir genial no era la primera vez que las decías.

Y no, no hablo de hace tiempo. No hablo de que las dijeras en el pasado.
Las decías por la mañana en una cama y por las noches en otra. A dos personas que se sentían especiales a la vez.

La verdad, tampoco entiendo a tu conciencia, que parecía tranquila; quizá el tema es que no tienes.

Hay que tener mucho valor para saltar de una cama a otra cama, engañando a alguien que cree en ti.

Que confía en ti.

Diciendo «te quiero» antes de cerrar los ojos como si lo sintieras de verdad.

Yo también, bastante gilipollas, creo que elegí la palabra equivocada, quería decir: «Vaya cara más dura tienes».

Me costó, me costó mucho, porque sabías cómo engancharme y te aprovechaste de ello. Y fue duro darme cuenta de cómo actuabas.

Del daño que hacías, ya no solo a mí, sino a quien te espera en casa.

Me gustaría saber si tienes corazón ahí dentro, para besar con amor, para hacer el paripé de «Aquí como si no hubiera pasado nada».

Quizá es eso, que no tienes.
Que te jodan.


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