Ha llegado la semana dura, estresante, la cuál en los días previos a ella has tenido que aguantar insultos, creencias y teorías erróneas de gente que ni te conoce, ni se ha preocupado de hacerlo, y que al final, tampoco te importan. Pero ahí dejan su cagada cuál paloma destrozando un monumento.
Luego, aparecen más comentarios en boca de otros construidos por personas arquitectas y especialistas en veneno. Y tragas... Una semana más. Sabiendo que la siguiente será igual, pero te haces la tonta.
Te miras al espejo y te preguntas el por qué aguantas tal cosa con lo que eras y prometías. Con ese carácter tan marcado y tan característico de ti. ¿Dónde estás?
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