Esto es lo que soy. Es mi hobby, mi vocación, mi trabajo, mi dedicación plena. Un trabajo en el que la jornada nunca dura ocho horas. Jamás. Siempre dura más de veinticuatro porque siempre estás buscando, encontrando, probando... Es el mejor trabajo del mundo, pulir a pequeños diamantes, cuidarlos, verlos crecer y sentir como los resultados van floreciendo.
Es más que gratificante, aprendes más que enseñas y eso no lo pueden decir de todas las profesiones. Acaba siendo un estilo de vida cuando ves en la basura, materiales con los que crear y convertir en material didáctico. Este es el sueño que siempre tuve, y que llegué a cumplir y que quiero seguir cumpliendo hasta que el cuerpo aguante.
He pensado muchas veces en cambiar de profesión, algo más estable, mejor pagado, algo que pague facturas y poco más. Pero siempre hay algo que hace saltar las alarmas de que un sueño es para cumplirlo y vivirlo. Y este es el mío. Me hace feliz, y la felicidad es muy cara y difícil de encontrar.
Soy profesora desde antes de nacer, lo llevo en los genes. Y tengo los mejores ejemplos en mi familia de los que nunca dejaré de aprender. Tías con las que podría hablar y hablar durante horas de alumnos, familias, metodologías, ideas, herramientas... Cómo es he dicho, una forma de ser, un estilo de vida.
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