- Sí y no. Él mintió y no somos responsables de las mentira que nos cuentan.
- Pero sí de creérnoslas.
- No pienso que pecases de ingenua. Las mentiras eran muy realistas. En este caso la realidad, el giro final, superó a la ficción.
- Entonces, ¿por qué dices que "sí y no"?
- Bueno, porque te creíste demasiado pequeña. Le diste demasiado poder. Lo idealizaste hasta que fue capaz de hacerte más daño del que podía. Parte del daño que te hizo, te lo hiciste tú al pensar que todo eso te pasaba porque no eras suficiente. Y escúchame: si algo o alguien te hace sentir así, incluso si eres tú quien lo piensa, no estás en el sitio adecuado.
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