Momentos a pesar de todo, inolvidables. Cuando la ciudad duerme y los deberes del día están hechos, enciendo el ordenador y me conecto con él. Solo son unos minutos, los suficientes para echarte cada día más de menos, para no poder parar de pensar en ti, para seguir esperándote. El ordenador y la pantalla son fríos, no dejan pasar el calor y a veces incluso, los sentimientos.
Nuestra relación es así, es algo que tengo asumido y es quizás lo que la haga diferente al resto, pero cada día hay más distancia y no sólo hablo de kilómetros. Es necesario el contacto, el roce hace el cariño, pero una red social y un amor tan grande como el nuestro, siguen sin ser suficientes. Ojala estuvieras aquí, en días como hoy que me encantaría contarte mi vida en verso, tocarte la canción más bonita al piano, recitarte los poemas más maravillosos que he encontrado, presentarte a mi vida...
Esto aún sigue siendo un sueño, pero dicen que si lo persigues con gran tesón, se hace realidad. Yo te sigo esperando, estaré aquí porque aunque quisiera no podría estar en otra parte.
Sólo Madrid es nuestra unión, solo sus calles, sus bares, sus teatros, sus carreteras han sido testigo de la historia más bonita jamás contada, es por eso a lo mejor, que yo me encuentre aquí sentada escribiéndote, contando los días para que nos volvamos a ver.
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