Todo el que comienza una nueva etapa, la empieza con miedo. Desconfiando de aquellas personas que están en ella, con los pies en la tierra, esperando a veces lo peor. Pero un día inesperado te sorprendes. Te das cuenta de que hay gente que te devuelve las ilusiones, que esperan grandes cosas de ti, que te admiran, que congenias.
Comienzan los intercambios de mirada, la complicidad que con viejos amigos a veces se desgasta. Es como cuando te enamoras, esos primeros días donde todo huele a primavera y donde el color verde del campo crece. Las mariposas nacen en la tripa, es todo fantástico.
Podemos hablar de amistad casi en los mismos términos, centrándonos en el detalle de que la amistad cuesta mucho más. La confianza no se gana de un día para otro y en ocasiones es un duro trabajo mantenerla.
Presiento una temporada llena de ilusión, conociendo a nuevos individuos que empezarán a formar parte de nuestra vida, realmente y para ser sinceros de nuestro día a día.
Plantemos una semilla ahora que como he dicho, huele a primavera, una semilla que aguante el duro invierno que se aproxima, para que esta flor dure el resto de nuestra vida.
Patricia Izquierdo Díaz
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