Esta mañana desperté acojonado
mirando al mundo,
a la planta de cuidados intensivos
del hospital de la ciudad,
sistemas económicos en coma,
la izquierda sin esperanza de vida,
hijos bastardos de la injusticia
que se multiplican por días
como en virus letal sin antídoto,
políticos que juran tener las respuestas
pero olvidan las preguntas
perdidos en el camino de la hipocresía,
como pésimos actores,
como artistas fracasados,
como estudiantes en verano.
Siempre suspensos,
siempre septiembre.
Diego Ojeda
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