Cuando la vida se porte y en medio de un bar
te acerque a la diosa que todos los amigos señalabais.
Cuando como un milagro te diga sácame de aquí
y ya en taxi agarre tu mano
y la meta en el cielo que guarda entre las piernas
bajo las intermitentes miradas del taxista en su retrovisor.
Cuando el ascensor no sea otra cosa
que un peldaño de subida hasta el orgasmo
y os comáis la boca como dos adolescentes sin nombre
antes de llegar al piso de destino.
Cuando al llegar a la cama construyáis un seísmo sin prisas
y quiera el tiempo quedarse a vivir para siempre en ese instante.
Cuando todo esto suceda,
no seas estúpido y agradécelo.
Da gracias a la vida por servirte tanta alegría
concentrada en tan pocas horas.
Lo más probable
es que no lo vuelvas a probar
en mucho tiempo.
Marwan
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