Hace mucho tiempo que no escribía, no porque ya no lo necesite sino porque ya no tengo tiempo. Pero llevo una semana dándole vueltas a este texto.
Primero quiero darte las gracias por meterme en una nueva aventura, de tu mano, como hemos hecho tantas y tantas veces desde que nos conocimos en la universidad. Gracias por acordarte de mí cuando más necesitaba volver a mi vida laboral, cuando más necesitaba volver a sentirme valorada en este ámbito.
Sé que te da mucha vergüenza que escriba cosas de ti, pero quería agradecerte mi fácil adaptación en el cole y que una de las ilusiones que tenía de trabajar con una de mis langostinas, la has hecho realidad. Que volver a verte cada día es lo mejor, y trabajar a tu lado, un placer.
Así que gracias, gracias por seguir sumando momentos, experiencias y días, cuando pensaba que verte se iba a convertir en una vez al año, ¡pues mira! La vida. Todas las cosas suceden por algo, y si la cosas va de estar juntas, mejor.
Te quiero, Pa, desde que pasabas apuntes con tu tablet, desde ese mítico viaja a Mallorca, a cada quedada en Primark comprando lo que sea... y por supuesto, te quiero también de compañera en clase.
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