Mírate.
Cuando te despiertas por las mañanas, iluminas al que se cruza contigo como si fueses una pequeña estrella fugaz.
¿Sabes lo que me viene a la cabeza cada vez que te veo?
Pedir un deseo.
Y tú, como entendiéndome por telepatía, me lo concedes en forma de beso.
Mírate.
Que haces del mundo un lugar mejor con sólo existir.
¿Sabes lo que quiero cuando pasan diez segundos sin tenerte enfrente?
Volver a verte.
Y tú, como sintiendo lo mismo, siempre tienes un plan para quedar.
- Mírate. Eres increíble.
- No soy para tanto - contestas.
Te callas. Vuelvo a insistirte.
- Mírate. Pero esta vez, hazlo como yo te miro.
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