Quería agradecer desde aquí a una persona que el jueves fue la mejor enfermera del mundo, que me cuida, que me quiere, que siempre tiene un abrazo y un fuerte beso para mi, que me hace sentir especial y querida...
Siempre he dicho que tenía grandes amigas, de hecho en otras entradas anteriores os muestro quiénes son, pero ella es especial. No es una amiga de siempre, ¿os podéis creer que la conozco desde hace menos de tres meses? ¿Y os podéis crees que estar con ella es como si nos conociéramos de toda la vida? Pocas veces surge esto, esa complicidad que con un gesto, una risa que sólo entiende ella, una caricia que dice en silencio "todo pasa o aquí estoy"... esa magia que cuando buscas no encuentras, y que cuando menos te lo esperas... la tienes, sin ser avisada, ¡plaf! ¡Sorpresa!
Y es que eso fue, una sorpresa que vino este año con un gran poder, el mejor don que alguien puede tener, el de abrirte tu cerrado corazón y decirte ¡despierta, qué tú vales más que los demás!
Pero no sólo quiero hablar de sentimientos, sino de lo bien que te lo pasas, de lo que te ríes sin parar, de mirarte y reírte por nada... de no parar de estar feliz cuando estás con ella. No podría haber encontrado mejor compañera de aventuras para este año.
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