Me encanta verte bien arreglada,
bien peinada,
con zapatos de tacón
y un vestido elegante.
Escucharte hablar con educación
y sonreír con disimulo.
Pero lo único que se me antoja
es callarte con un beso,
desvestirte de inmediato
y dejarte despeinada.
A veces soy así,
destruyo todo eso que me encanta
para apreciarlo de manera distinta.
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