viernes, 4 de septiembre de 2015

No había maldad en ella

Ella siempre seguía su propio camino. No tomaba en consideración a los demás. No por maldad, no había maldad en ella, sino por necesidad. Lo más importante para ella era que no la hiriesen. Todo lo demás, todos los demás sentimientos, quedaban relegados a ese fin. El problema es que, si no dejas que nadie pase al otro lado del muro por miedo a que resulte un enemigo, también terminas por dejar fuera a los amigos.


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