¡Eh, tú! La que está sujetando a un bebé con una mano mientras se limpia las babas de la camisa con la otra. La que ha conseguido acostumbrarse a ducharse en dos minutos. La que se pelea con sus hijos para que hagan los deberes. La que está tan cansada al final del día y la que se siente tan abrumada por tener que volver a repetirlo al día siguiente. Quiero decirte algo:
Lo estás haciendo bien.
Voy a decírtelo otra vez: tienes que creértelo.
Lo estás haciendo bien.
Sé que no lo parece cuando tu bebé se pone a llorar y tú has hecho todo lo posible para que se calme pero aún así sigue. Le has cantado, mecido, cogido en brazos, tarareado, has hecho que expulse los gases y le has cambiado el pañal, pero el niño sigue llorando. Puedes llegar a pensar que obviamente no llevas bien esto de la maternidad porque, si lo hicieras, tu hijo estaría sonriente y haciendo gorgoritos. Pero estás haciéndolo bien. Estás dando todo lo que puedes, todo tu tiempo y tu energía, para que tu hijo sea feliz, y eso es admirable.
Es posible que parezca que no estás haciendo un buen trabajo cuando tus días se reducen a rabietas, gritos, malentendidos y también a sopesar si deberías hacer otro puzzle con tu hijo de tres años o si deberías salir corriendo. Les haces su comida favorita y te responden con un "puaj". Les dices que es hora de jugar y no quieren estar contigo. Te propones hacer cosas en casa y no te dejan en paz. Es difícil y quieres llorar. Pero no pasa nada, porque lo estás haciendo bien.
A todas las madres que tienen niños que ya van al colegio y que lo dan todo por enseñarles lo que está bien y lo que está mal, todo sobre la interacción social, la amistad, la sinceridad y el buen comportamiento: también lo estáis haciendo bien.
Todos los días tenéis que dejar que vuestros hijos salgan al mundo real y esperáis que que tomen buenas decisiones, que sean amables, que elijan respetar a la autoridad, que prefieran ser generosos. Veis cómo se alejan corriendo hacia el patio del colegio -el mundo desconocido- y lo único que podéis hacer es esperar que lo que hacéis sea suficiente.
Es suficiente, confiad en mí.
Nadie es perfecto, todos tenemos defectos. Yo grito mucho a mis hijos. No paso suficiente tiempo con ellos. Muchas veces me parecen lo más aburrido del mundo. Dejo que vean demasiado la televisión y que coman demasiadas gominolas. Puede que a ti te pase lo mismo o que hagas algo diferente. Sea como fuere, son cosas sin importancia. Sé que te parece muy fuerte que tu hijo se sepa de memoria todos los episodios de Dora "La exploradora", pero en realidad no es para tanto.
Lo importante es que tus hijos te quieren. Puede que no te lo digan, es cierto. Puede que se enfaden contigo por muchas cosas. Pero te quieren. Te quieren porque les das un beso de buenas noches. Te quieren porque, cuando están malitos, les regalas un nuevo juguete. Te quieren porque has puesto su canción favorita 712 veces seguidas. Te quieren porque les lavas su camiseta preferida. Te quieren porque te acuerdas de algo gracioso que hicieron la semana pasada. Te quieren porque les cuidas.
Y, si tus hijos te quieren, es que lo estás haciendo bien.
Sé que esa culpabilidad maternal no se esfumará asó como así. Sé que no te calmará cuando estés llorando de puro agotamiento. Pero espero que te dejes convencer por estas palabras, aunque sea sólo por un momento, y que te otorguen un segundo de alegría en medio de un día caótico.
Lo estás haciendo bien.
Toni Hammer
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