Voy a intentar cazar palabras
para explicarte que a veces me derrumbo,
que adoro Madrid -hasta con sus días grises-,
sudar bajo tu ropa mientras todo arde
y madrugar para nada, si es contigo.
Hay tantas cosas de mí que no sabes...
he sufrido arritmias, desmayos, neumonías,
urticaria, obesidad, alergias, tendinitis,
accidentes, pánico, resacas...
Y también he sido infiel, mentirosos, cobarde,
estúpido, calzonazos, bipolar, vegetariano...
Soy un tipo un tanto extraño:
tengo una ahijada que no me reconoce,
un perro son pelo a diez mil kilómetros,
una madre a la que nunca llamo,
cinco ex novias en veintiocho años,
un plan de pensiones en la luna,
cuatro discos y dos libros de poemas,
un amigo Palestino, otro piloto,
ahorros, deudas,
una página web y un péndulo,
diez años cotizados en la seguridad social,
ibuprofeno, homeopatía,
tres libros de Alvite
y toda la discografía de José Alfredo.
A estas alturas, ya habrás comprobado
que a veces me voy por las ramas,
empecé este poema intentando cazar palabras
para explicarte que a veces me derrumbo
y he gastado veinte versos escribiendo en voz alta
cosas que son mías y que a nadie le interesan.
Desnudar el alma en público
es una de mis manías,
igual que la de esperarte sin que me lo pidas,
imaginar tus bragas en mi colada,
abrazar tu sombra.
Mientras escribo estas líneas
he recibido la llamada de un buen amigo.
Ha roto con su chica. Joder, eran grandes.
¡Me he cagado en el amor!
Y yo haciendo planes de futuro contigo.
Llevas seis horas ausente
y no consigo domesticar
la bestia que llevo dentro,
con lo fácil que era vivir sin ti...
Hacer mis planes,
pagar mis facturas,
pintar mis sueños,
follar con otras,
dormir solo.
Odio la ansiedad.
Creo que tengo que aprender
a despensarte a ratos,
a desquererte un poco,
a no soñarte tanto.
Voy a hacer deporte
a ver si se me pasa,
que luego me derrumbo,
intento cazar palabras para explicártelo
y me voy por las ramas.
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