martes, 2 de octubre de 2018

Escribiendo poesía

Un chino reventando la máquina tragaperras,
dos tipos hablando de política en la barra
junto a la camarera con cara (como siempre)
de aburrida y la tele sintonizada en el mismo
canal de videoclips de siempre.
Yo sentado en mi mesa, café y cuaderno en
mano, peleando contra mí mismo.
Escribiendo poesía.
Enfretándome al mundo.
En la pantalla desfila una cantante disfrazada 
de lolita exhibiendo gestos obscenos, soltando
estupideces sobre una base electrónica
probablemente compuesta
(si merece llamarse así) en diez o doce minutos.
Vuelvo la cara a mi cuaderno.
Sigo escribiendo poesía.
Debería, tal vez, estar tratando de forrarme.
Soy inteligente, podría hacerlo.
Sólo consiste en lamer algunos culos y reírle
las gracias a los hijos de puta adecuados.
En la música también funciona así esta mierda
de mundo, amigos.
Pero qué coño, ni lo hice antes ni lo haré ahora.
En vez de eso, sigo en este bar mugriento,
solo, con mi cuaderno,
buscando como puedo algún resquicio de
belleza en las palabras.
Ya lo dije antes.

Lo repito y acabo:

Estoy escribiendo poesía.

Enfrentándome al mundo.

La forma más digna de vivir.

La manera más valiente de morir.

Luis Ramiro



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