jueves, 4 de octubre de 2018

No debo perderme

Creo que tengo las mismas habilidades sociales que mi familia, ninguna, de lo que me suelo quejar bastante.

La verdad es que no sé cómo ocurrió todo, ¿un café? ¿un libro? No lo sé, el caso es que comencé a hacerme ilusiones, como siempre. No, como siempre no. Hacía muchos años que no sentía la necesidad de querer conocer a alguien. Y apareciste tú, de la nada. Recuerdo que hasta me caías mal (eso ya lo sabes). 

Y los días pasaron, una coca cola, un paseo, un parque... No sé, empezamos a escribir... ¡Tachán! No empezamos a escribir nada. No sé cómo actuar contigo, no sé cómo hablar contigo, no sé nada... ¿Y sabes por qué hablo en primera persona? Porque tú no cooperas nada. ¿Qué es lo quieres? ¿Acaso me he confundido? Sé sincero si es el caso. Dime que me he confundido, dime que no soy lo que buscabas. Que te confundiste o cuéntame la historia que más conveniente creas...

No te echo la culpa a ti. Siempre a mí. No sé actuar. No sé cómo llegar a alcanzar esas expectativas que todo el mundo tiene sobre mi. Yo soy sólo yo. Y si me quieres, si decides probar conmigo... Seré sólo yo. No habrá cuentos, no habrá historias de princesas. 

Ni siquiera te voy a ofrecer un futuro, te voy a dar mi presente. Y con eso tiene que bastar para los dos. Con eso tenemos que construir aquello que queramos que esto sea, pero no puedo hacerlo yo sola. No puedo estar chocándome con una pared constantemente. No creo que nadie se merezca eso. 

Es posible que no esté a la altura, echaré la culpa a mis inseguridades y al miedo que tengo... a perderte. Pero no debo perderme a mí misma por el camino.

Patricia Izquierdo Díaz




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