Iker besó a Sara inesperadamente delante de todo el mundo. Con la mirada inimitable del amor.
En el momento en que tú me miraste por primera vez, el mundo entero desapareció de repente. Dejé de escuchar ruidos.
Y todavía hoy, cada vez que me besas, noto como si no hubiera nadie más en las calles. Como si todos hubieran desaparecido para dejarnos solos durante un rato.
Notando ese silencio. Ese del que otras veces he hablado. El silencio del amor.
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